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Un avión militar de Vietnam sobrevuela sus aguas durante la operación de búsqueda. :: LUONG THAI LINH / EFE
MUNDO

China empieza a desesperarse ante la falta de noticias

Pekín califica de «caótica» la investigación liderada por Malasia, que ahora vuelve a barajar la hipótesis del terrorismo

ZIGOR ALDAMA
SHANGHÁI.Actualizado:

Parece mentira, pero seis días después de la desaparición del Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines, los investigadores no tienen ninguna certeza sobre lo sucedido a bordo. De hecho, cada pista que se publica termina siendo siempre calificada de falsa alarma. Sucedió de nuevo ayer con las fotografías que satélites chinos de varios objetos que flotaban en el mar. Se especuló sobre la posibilidad de que pertenecieran al fuselaje del aparato, pero las autoridades de Malasia aseguraron que no tienen nada que ver con el vuelo MH370, que despegó de Kuala Lumpur el sábado con 239 personas y que se ha convertido en uno de los mayores misterios de la aviación comercial.

Más extraña aún es la confusión que provocó ayer una información publicada en The Wall Street Journal en la que se aseguraba que investigadores americanos creen posible que el avión volase durante cuatro horas más desde que se tuvo contacto con él por última vez. Tal afirmación se basaría en los datos que envían a tierra de forma rutinaria los propios motores Rolls Royce que propulsan al Boeing 777, y si fuese cierta éste podría estar en el Océano Índico, en Pakistán, o incluso en el Mar Arábigo. Las fuentes consultadas van más allá y creen que el aparato podría haber cambiado su curso «para ser utilizado después con un fin diferente».

Esta información vuelve a alentar la hipótesis del terrorismo, que parecía desechada. Ahora, diferentes analistas consideran posible que se apagasen todos los aparatos de comunicaciones del Boeing, incluidos los transpondedores que emiten la ubicación, y que se encuentre a miles de kilómetros de donde está siendo buscado.

De todas formas, el ministro de Transportes malasio, Hishamudin Hussein, apuntó que los últimos datos recibidos por Rolls Royce llegaron a la 1.07 horas del sábado, una hora antes de que un radar militar detectase un objeto volador cuya identidad todavía no ha sido certificada. Ante la falta de información y la proliferación de rumores, los familiares preguntaron en varias ocasiones si el avión había sido derribado por el Ejército, a lo que un militar cuyo nombre y rango se desconocen dijo que no. De momento, el inmenso dispositivo de búsqueda ha cubierto una superficie de más de 90.000 kilómetros cuadrados sin suerte alguna.

«Mientras haya un destello de esperanza seguiremos buscando», aseguró el primer ministro chino, Li Keqiang, durante la conferencia de prensa con la que cerró la Asamblea Popular Nacional. «Y seguiremos todas las pistas sospechosas que encontremos», recalcó. «Es todo muy caótico», denunció. Lo menos apropiado es que el asunto pase de ser un buen ejemplo de cooperación internacional a convertirse en un conflicto internacional.