Revancha de lujo en Chile
Bachelet abre su segunda presidencia de la mano de la hija de Salvador Allende, en un homenaje a las víctimas de la dictadura de Pinochet
BUENOS AIRES.Actualizado:En una imagen de la nueva etapa que comienza en Chile, la flamante presidenta socialista, Michelle Bachelet, fue investida ayer en el cargo por la titular del Senado, Isabel Allende, hija del presidente derrocado en 1973 por el dictador Augusto Pinochet. Emocionadas, las mujeres se fundieron en un abrazo durante una ceremonia que se convirtió en homenaje a las víctimas de la dictadura. La senadora había revelado que poco antes ambas coincidieron en que sus padres, fallecidos trágicamente en aquellos años, estaban presentes en la ceremonia republicana del traspaso del mando.
El presidente socialista se suicidó en la Casa de la Moneda el día del golpe, el 11 de septiembre de 1973. El padre de Michelle, Alberto Bachelet, un general leal a Allende, falleció en prisión víctima de torturas el año siguiente. Isabel y su familia se refugiaron en México. Michelle se exilió con su madre en Australia y en la antigua Alemania oriental. Las dos tuvieron ayer la oportunidad de tomarse una revancha de lujo.
Bachelet, que ya fue presidenta de 2006 a 2010, regresa al cargo al frente de una Nueva Mayoría que incluye al Partido Comunista. El clima es de grandes expectativas, con la promesa de avanzar en un plan contra la desigualdad que incluye una reforma tributaria y cambios normativos para garantizar la gratuidad de la enseñanza.
Con la banda tricolor, Bachelet tomó juramento al que será su Gobierno, un Ejecutivo que reúne a jóvenes figuras con poca experiencia pública junto a 'pesos pesados' en carteras clave como Educación, Relaciones Exteriores o Energía. El asesor de mayor confianza de la presidenta, Rodrigo Peñalillo, de 39 años, dirigirá el departamento de Interior. El experimentado economista Nicolás Eyzaguirre, que trabajó en el Fondo Monetario Internacional, deberá llevar adelante uno de los capítulos más complejos del mandato, la reforma educativa que Bachelet ha querido convertir en el eje central de su nuevo etapa. La mayoría simple con la que deberá trabajar la coalición gobernante dificultará su tarea por la exigencia de llegar a acuerdos con la oposición de centroderecha.
Tres mujeres al frente
A la salida de una ceremonia en la que no hubo discursos, la presidenta ya parecía ansiosa por comenzar a trabajar. «Estoy con la conciencia y la responsabilidad de que tenemos un programa que cumplir», declaró a la prensa. La toma de posesión de la dirigente socialista -como es tradición, una ceremonia austera en el Congreso Nacional en Valparaíso, a 130 kilómetros de Santiago- marcó el final del mandato del centroderechista Sebastián Piñera. «Soy un ciudadano común y corriente. La vida continúa», declaró al abandonar la ceremonia.
El lunes, Piñera dio una cena para los mandatarios invitados al acto. Bachelet, por su parte, protagonizó 23 audiencias bilaterales y continuó con este tipo de reuniones ayer por la tarde. La presidenta es muy popular dentro y también fuera de Chile.
Al traspaso en Valparaíso acudieron los presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú y Uruguay, entre otros. Con la mandataria argentina, Cristina Fernández, y con Dilma Rousseff, de Brasil, los abrazos de Bachelet fueron más prolongados. A partir de ahora, las tres grandes economías de Sudamérica tienen al frente a una mujer. Participaron también en los actos de ayer el príncipe Felipe de Borbón y el vicepresidente estadounidense, Joe Biden. Y resaltó la ausencia del venezolano Nicolás Maduro, decidida a última hora por la inestabilidad política y social que vive su país.