La hipótesis de un atentado cobra fuerza en la desaparición del vuelo MH370
La falta de pruebas hace que las investigaciones se centren en una posible desintegración del avión, a pesar de no haberse detectado una explosión
SHANGHÁI.Actualizado:Dos días después de su desaparición, nadie sabe dónde está el Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines que la madrugada del sábado se desvaneció sin dejar rastro sobre el Golfo de Tailandia. La gran operación de búsqueda y rescate -40 buques y 22 aviones- que llevan a cabo en la zona media docena de países no ha dado todavía resultado: las manchas de aceite que se avistaron desde un avión el sábado por la tarde no tienen nada que ver con el aparato, y habrá que esperar hasta hoy para confirmar si los objetos flotantes que los equipos vietnamitas descubrieron ayer, poco antes de que las operaciones aéreas cesaran con la caída del sol, pertenecen a una puerta del fuselaje y parte de la cola como parece en las borrosas fotografías publicadas.
De momento, anoche varias fuentes del Ejército de Malasia ya avanzaron que dudan de que lo sean, y pidieron que se amplíe la zona de búsqueda porque un estudio detallado de las señales del radar hace intuir que el avión pudo haber dado la vuelta justo antes de perder contacto. La razón de ese posible cambio de rumbo, una vez más, es totalmente desconocida. El avión dejó de emitir señal alguna dos horas después de haber despegado, y en ningún momento lanzó un SOS. Pero lo que sí está claro es que no aterrizó en ninguna parte.
Por eso, a pesar de la incertidumbre que ha disparado la ansiedad entre los familiares de las 239 personas que viajaban a bordo del vuelo MH370, y que comenzarán a viajar en breve a Kuala Lumpur para seguir el desenlace de esta historia que tiene al mundo en vilo, la aerolínea pidió ayer al público que esté «preparado para lo peor». Pero la falta de información hace que circulen historias surrealistas como las de los allegados de algunos pasajeros que aseguran que los teléfonos de estos todavía dan señal a pesar de que nadie los coge. «¿Y si el avión ha sido secuestrado y ha aterrizado en algún aeropuerto de los terroristas?», se preguntaba ayer una usuaria de Weibo, el Twitter chino, en el comentario a una de estas grabaciones.
De momento, las investigaciones oficiales apuntan a hechos no menos impactantes que han dado gran fuerza a la teoría de un atentado terrorista. Si el sábado se confirmó que el hombre italiano -Luigi Maraldi- que aparecía en el listado de pasajeros estaba sano y salvo, algo que certificó con una rueda de prensa, ayer se hizo lo propio con otro pasajero, esta vez de nacionalidad austriaca -Christian Kozel-, que tampoco embarcó nunca en el Boeing de Malaysia Airlines. Ambos sufrieron hace un par de años el robo de sus pasaportes en Tailandia, un país notorio por el tráfico de documentos falsos, y así lo denunciaron.
Y podrían no ser los únicos, porque los investigadores reconocieron ayer que barajan la posibilidad de que hasta cuatro pasajeros del vuelo MH370 viajaran suplantando la identidad de otra gente. Aunque no se ha confirmado aún quienes son los otros dos, la prensa china mencionó ayer que un hombre chino ya ha alertado a las autoridades de que su nombre aparece en la lista pero que él nunca ha estado en Malasia.
Por si fuera poco, los billetes de los pasajeros que se hacían pasar por Maraldi y Kozel fueron expedidos en el mismo lugar -una agencia de Tailandia-, ambos se compraron a través de la aerolínea que comercializaba el vuelo de Malaysia Airlines en código compartido -China Southern-, y ambos tenían como siguiente destino la ciudad de Amsterdam. De esta forma, los dos individuos no habrían necesitado un visado chino para embarcar en Kuala Lumpur, ya que en Pekín sólo habrían estado en tránsito hasta tomar su siguiente vuelo con la aerolínea holandesa KLM. Así habrían evitado que sus pasaportes fuesen escrutados por las autoridades chinas encargadas de la emisión de los visados necesarios para salir del aeropuerto.
«Aunque es muy pronto para especular sobre una relación entre los pasaportes robados y el avión desaparecido, lo que resulta muy preocupante es que un pasajero pueda embarcar con un pasaporte robado que consta en la base de datos de Interpol», aseguró en un comunicado el secretario general de la unidad de Policía internacional, Ronald K. Noble, que hizo hincapié en las muchas ocasiones en las que Interpol había pedido que se mejorasen las medidas de identificación de pasajeros.
Ante las críticas que comenzó a recibir poco después de que se conociese la existencia de varios pasajeros fantasma, Malaysia Airlines se aprestó a declinar cualquier responsabilidad en ese hecho. «Nosotros nos limitamos a confirmar que los nombres concuerdan, que los visados están en regla, y que los documentos no parecen falsificados», comentó desde Pekín, a donde nunca llegó el Boeing, el vicepresidente de la aerolínea, Hugh Dunleavy. En un intento por desviar la atención, la compañía pidió que se deje de especular y que ahora se concentren los esfuerzos en atender a las familias de los pasajeros.
A 35.000 pies de altitud
Mientras tanto, los expertos siguen buscando una forma de explicar un accidente que no parece tener explicación: el avión estaba en perfectas condiciones, como confirmó el personal de tierra que hizo las últimas revisiones, volaba a altura de crucero, cuando sólo se produce el 9% de los accidentes mortales, y se desvaneció sin haber emitido ninguna señal de alarma. Por todo ello, hay quienes lanzan la teoría de que el Boeing 777 se hizo mil pedazos en el aire.
«El hecho de que no hayamos sido capaces de localizar ningún tipo de resto nos hace pensar que el avión pudo desintegrarse a 35.000 pies de altitud», aseguró ayer a Reuters uno de los oficiales malasios encargados de la investigación. «Para que eso suceda se tiene que dar un hecho catastrófico o un acto criminal», añadió al diario 'South China Morning Post' el analista de aviación Scott Hamilton. Sin duda, una bomba a bordo podría explicar la situación, pero hasta ahora nadie ha reivindicado atentado alguno.