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Mortier, en una imagen de archivo. / Efe
ARTÍCULO DE JUNIO DE 2013

«Recibo muchas cartas con insultos»

Gerard Mortier, intendente del Teatro Real de Madrid, reconoce que crece la oposición a su trabajo

MIGUEL LORENCI
MADRIDActualizado:

La polémica ha acompañado a Gerard Mortier (Gante, 1943) durante toda su carrera. Aunque no se crezca en el castigo, como José Ignacio Wert, el intendente del Teatro Real se reivindica y se mantiene firme en sus convicciones y gustos musicales ante unas reiteradas críticas que a veces llegan en forma de improperios. "Recibo cartas con insultos pero estoy fuerte", reconocía un risueño Mortier, que se dijo "muy orgulloso" de la temporada que concluye y anuncia que la próxima será "una de las más grandes". Su programación ha generado división de opiniones y más de un abucheo para un Mortier que quiso presentar junto al joven director Teodor Currentzis (Atenas, 1971) y el tenor Jorge de León (Tenerife, 1970) el 'Réquiem' de Verdi que el Real ofrece a partir de la próxima semana. El director griego anticipó que "será provocador por ser fiel a la partitura de Verdi, tantas veces traicionada por los directores en el siglo XX".

Es muy consciente Mortier de que una parte del público del teatro "se opone cada vez más" a sus propuestas y confesó que recibe "cartas con insultos". Pero aún así se mantiene firme en los criterios que le ha permitido afrontar en tiempos de crisis una temporada singular, marcada por los recortes pero que él considera excepcional. "Hemos hecho una temporada de gran calidad, redonda", se ufanó el director artístico del coliseo, muy orgulloso tras recibir el miércoles a la Filarmónica de Berlín con el gran Sir Simon Rattle a la batuta. La mítica formación ofrece una "esperanzadora" novena de Beethoven programada durante tres jornadas para sustituir a la onerosa 'Flauta mágica' de Mozart comprometida con Ratle y que la crisis ha expulsado del cartel. Rattle dirige también al coro del Real, del que Mortier se siente orgulloso, al extremo de afirmar que es "uno de los mejores de Europa".

"Lograr la mayor calidad posible es mi gran preocupación", aseguró el intendente belga, que dice "no entender" las criticas que recibió por producciones como el último 'Don Giovanni' con una Christine Shäfer cuestionada en su papel de doña Ana por el mismo sector del público que dejó a salvo de sus pitidos a Ainhoa Arteta.

"Diversidad" de público

Mortier cree haber calado al público del Real y señala su "diversidad". Dice que los abonos se dividen en grupos "muy conservadores y más abiertos" y que detecta cómo la parte que se le opone "lo hace cada vez con más fuerza". "Cuando me vaya del este teatro quiero dejar un aparato musical a nivel europeo. Esa es mi misión", se reivindicó Mortier, que presentaba el 'Réquiem' verdiano que dirigirá Currentzis.

El director griego, adelantó Mortier, será uno de sus puntales en la próxima temporada, en la que le platea una serie de retos que no quiso desvelar. "No estoy aquí para ajustar agendas, buscar fechas y encajar producciones que se conocen. Mi misión es hacer cosas nuevas", insistió reiterando su promesa de que la próxima temporada "será una de las más grandes".

Sabe, con todo, que con un presupuesto menguante el dinero es su espada de Damocles y no oculta su inquietud ante posibles nuevas reducciones de una aportación estatal que para el Real se ha reducido casi a la mitad, pasando de 28 a 12 millones de euros. "Tienen que reconocer que con 12 millones hemos hecho el máximo posible", exige Mortier a Cultura, pasando la pata caliente al secretario de Estado, José María Lassalle, quien a juicio del gestor belga es el encargado realmente de "diseñar el jardín con menos agua y menos flores".

En línea con su valedor, Teodor Currentzis prometió "una interpretación fiel" del Réquiem 'de Verdi "aunque eso suponga un escándalo". Y es que a juicio de este joven valor de la dirección orquestal, las grabaciones traicionan la verdadera intención del compositor italiano, de modo que a lo largo del siglo XX nos hemos acostumbrado a una interpretaciones irreales. "Si vieran las partituras comprobarían que Vedi indican algo muy diferente y nuestra obligación no es recrear una grabación, sino interpretar lo que el compositor quiso realmente decir" concluyó.