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Draghi, durante la rueda de prensa tras la reunión del BCE. :: REUTERS
Economia

Draghi se resiste a actuar pese a prever dos años con inflación inferior al 2%

El BCE aplaza de nuevo medidas de choque como una inyección de liquidez y estima que el PIB de la Eurozona crecerá este año el 1,2%

ADOLFO LORENTE
BRUSELAS.Actualizado:

El Banco Central Europeo (BCE) mantiene la «artillería» intacta, dispuesta para ser utilizada en «cualquier momento», pero sigue reacio a volver a actuar en el mercado después de la histórica bajada de tipos aprobada el pasado noviembre y que fijó el precio del dinero al 0,25%. La inflación, ahora al 0,8%, seguirá hasta finales de 2016 (1,7%) muy por debajo del 2% que define el mandato oficial del instituto emisor, pero la incertidumbre reinante en la esfera internacional llevaron al BCE a tomar la senda de la cautela para armarse de argumentos sólidos antes de volver a actuar. «El agravamiento de la crisis en Ucrania puede tener consecuencias imprevisibles», advirtió su presidente, Mario Draghi.

Eran muchas las expectativas puestas en la reunión de marzo del Consejo de Gobierno de la entidad con sede en Fráncfort. Cinco son las armas que componen la artillería del BCE y cinco las opciones que ayer volvieron a a quedar aparcadas. A saber: una nueva bajada de tipos, la penalización de los depósitos para evitar el efecto refugio en Fráncfort, detener el programa de esterilización de compras de deuda soberana, adquirir paquetes de préstamos (ABS) a los bancos o volver a instalar una barra libre de liquidez (LTRO, en inglés) como las colocadas en diciembre de 2011 y febrero 2012, y que inyectaron más de un billón de euros en el sistema. En esta ocasión, en caso de activarse, estaría vinculada a que el dinero prestado a los bancos a precios ínfimos sea trasvasado a pymes y hogares, uno de los principales quebraderos de cabeza del BCE.

Según vaticinan los expertos, una nueva bajada de tipos sería una opción más o menos lejana, ya que los mercados podrían interpretarla como un signo de debilidad. Draghi, además, deslizó que la compra de préstamos es «bastante compleja», por lo que el abanico de posibilidades de cara a la reunión de abril se centrarán en los depósitos negativos, en la esterilización de deuda y sobre todo, en la anhelada inyección de liquidez que se pide desde la Comisión y el FMI, temerosos de que Europa quede atrapada en una peligrosa espiral de débil crecimiento.

Ayer, el máximo responsable del BCE se limitó a reiterar que los tipos de interés a niveles tan bajos se mantendrán durante un «largo periodo de tiempo», alejó los fantasmas de la deflación y recalcó que están atentos para actuar cuando sea necesario.

El Banco Central Europeo también presentó ayer las nuevas previsiones de la Eurozona de cara a los dos próximos ejercicios. Guarismos que en teoría podrían alejar una inminente actuación del instituto emisor. En lo referido a la inflación, clave de bóveda de la institución, rebajó una décima la de este año hasta el 1%, mientras que para 2015 será del 1,3% y en 2016, del 1,5%. «En el última trimestre de 2016, se alcanzará el 1,7%», aventuró Draghi. Por su parte, anunció que los 18 países de la moneda única crecerán al 1,2% este año -dos décimas más que lo pronosticado por la Comisión-, el 1,5% en 2015 y el 1,8% en 2016.

La criticada inacción del BEC lleva implícita la evidente fortaleza del euro frente al dólar, una noticia que perjudica especialmente a los países que ahora se sostienen gracias a sus exportaciones, como España. «Ése no es mi problema», recalcó el banquero italiano, recordando su mandato sobre la inflación. Tampoco lo era la deuda soberana y terminó comprando bonos soberanos esgrimiendo el histórico «haré todo lo que sea necesario» que salvó el euro.