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Sociedad

Almudena Grandes novela la hazaña de la supervivencia

«Huyo de la truculencia como de la peste», dice la autora de 'Las tres bodas de Manolita', tercera entrega de sus personales 'episodios nacionales'

MIGUEL LORENCI
MADRID.Actualizado:

Supervivencia, esclavitud, amor y traición en la miserable España de la posguerra. Son los ingredientes de 'Las tres bodas de Manolita' (Tusquets), la novela con la que Almudena Grandes (Madrid, 1960) alcanza el ecuador de su aventura narrativa más ambiciosa. Una suerte de 'episodios nacionales' de la guerra y la posguerra de inspiración galdosiana que comenzó con las dedicadas a los maquis del Valle de Arán -'Inés y la alegría'- y a la guerrilla de la serranía de Jaén -'El lector de Julio Verne'- y que ahora llegan a Madrid y Bilbao. Cambia la escritora «la épica del guerrillero por la del superviviente» y desenmascara el sistema esclavista que soportaron miles de mujeres vencidas en instituciones religiosas conniventes con el franquismo. Un tiempo duro e inmisericorde «de una miseria atroz que hoy muchas series de televisión disfrazan de glamour».

Mezcla de nuevo ficciones e historias reales. Incorpora la peripecia de Isabel Perales, esclavizada en un colegio religioso bilbaíno «para purgar las penas de sus padres». La dolorosa juventud de esta mujer, hoy con 88 años y que le ofreció las claves del drama, se mezcla con los truculentos vis a vis de pago que un cura corrupto organizaba en la gigantesca cárcel de Porlier de Madrid «a cambio de dinero, tabaco y pasteles», y la rocambolesca introducción de tres multicopistas que los comunistas colaron de matute y que ni eran capaces de hacer funcionar.

«Huyo de la truculencia como de la peste y he sido muy cuidadosa para contar una historia ferozmente dolorosa sin llenarlo todo de kétchup», anticipa Grandes. «Tenía un argumento terrible pero no quería hacer una novela triste; aunque muera hasta el apuntador, lo sustancial era trasmitir el optimismo y la fe en el futuro que destilan los supervivientes». Nada que ver con esa corriente de moda glorificada en las series de televisión «que pintan una época glamourosa plagada de bellas mujeres y apuestos galanes en un Madrid parecido a Londres o París». «No creo que nadie se atreviera a filmar la verdad realmente miserable de aquel tiempo, que no vende nada, al contrario de ese glamour artificial que encandila al espectador», lamenta.

Madrid, un personaje mas, será el escenario de la próxima entrega de la saga. Saltará al mundo de los espías y de los oligarcas nazis protegidos por la siniestra Clara Stauffer, una mujer que acogió a los asesinos de guerra del Reich que buscaban refugio en la España de Franco, bien para quedarse, bien para huir a Sudmérica.