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El rey maorí Tuheitia Paki, durante un acto de las tribus neozelandesas. :: PETER DRURY / AFP
Sociedad

Un plantón de narices

El rey maorí anuncia que no recibirá en Nueva Zelanda a los duques de Cambridge porque solo le habían reservado noventa minutos

ALFONSO R. ALDEYTURRIAGA
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No es un rey al uso. No luce corona, tampoco atesora joyas o palacios y carece de reino. Aunque no de séquito. Y sabe decir no. ¡Vaya que si sabe! Y acaba de desbaratar los planes de quien ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión al trono de Inglaterra. Tuheitia Paki, sin tratamiento de majestad, alteza real o cualquier otra distinción que se le parezca, no recibirá a lo duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, que el próximo mes de abril realizarán viaje oficial a Nueva Zelanda. Y no lo hará porque desde Buckingham habían diseñado un encuentro de hora y media. Noventa minutos que al rey maorí le parecen insuficientes para abordar todos los asuntos que le gustaría tratar con el heredero del heredero británico. Así que, para dejar las cosas a medio tratar, mejor cortar por lo sano.

Porque sí, porque Tuheita deseaba encontrarse con quienes están llamados a reinar en Inglaterra. Para eso está él ahí, para dar voz a los aborígenes de varias tribus. El reino maorí se creó en 1858 y tenía como finalidad que su representante tratara de igual a igual a la entonces reina de Inglaterra, Victoria, que representaba a las colonias. Y la tradición se mantuvo. Y el buen entendimiento. Y el protocolo. Es precisamente las danzas y los saludos de rigor lo que, según explicó ayer el primer ministro neozelandés, John Key, va más allá de los noventa minutos fijados desde Inglaterra. Y Guillermo lo sabe. Es más, no hace mucho, en 2010, en su último viaje oficial a Austrialia y Nueva Zelanda, el hoy duque de Cambridge ya fue recibido por el rito maorí, como sucedió un año antes, dígase de paso, con don Juan Carlos y doña Sofía.

Aparte de las danzas tradicionales, que simbolizan dejar a un lado las armas para entablar una conversación pacífica, lo más llamativo de los maoríes es su forma de saludarse, acercándose las caras y frotándose las narices. De esa guisa hemos visto en su día al Rey de España, entonces saludándose con un ministro, no con el actual rey maorí, que fue coronado en 2006 como séptimo monarca de la comunidad. Fue entonces cuando dejó el volante, el camión que hasta entonces había sido su medio de vida para defender los intereses de las tribus del norte.

Pues bien, la imagen no se repetirá ahora con Guillermo y Catalina, porque se entiende, aunque no ha trascendido, que la ausencia del rey maorí conlleva que se elimine cualquier danza y saludo tradicional.

Si bien no es el primer viaje oficial del duque de Cambridge a estas tierras, sí lo será para Catalina y para el hijo de ambos, el pequeño Jorge Alejandro, que antes incluso de cumplir su primer año de vida conocerá las tierras que en su día colonizaron sus antepasados y sobre las que siguen manteniendo su estatus real los Windsor. Será del 7 al 21 de abril.