Kiev apacigua a los defensores del ruso
El nuevo presidente evita firmar una ley que degradaba el uso de un idioma que se habla en todo el país
SEBASTOPOL. Actualizado: GuardarNo ha habido nada más aglutinador en Crimea y en el Este de Ucrania contra las nuevas autoridades de Kiev que agitar el fantasma de que la lengua rusa pueda llegar a desaparecer de Ucrania. «Nos quieren prohibir hablar en ruso y no lo vamos a permitir», declaraba indignada Svetlana, una mujer joven que el pasado domingo acudió con sus dos hijas a un concierto, precedido de una misa, en una tribuna instalada en la plaza Najímov de Sebastopol. El acto se organizó bajo el lema 'el universo ruso'.
El presidente de Ucrania en funciones y jefe de la Rada (Parlamento), Alexánder Turchínov, se negó ayer a firmar la modificación aprobada por los diputados el pasado 23 de febrero a la ley de 3 de julio de 2012, que confería al ruso el carácter de lengua cooficial, junto con el ucraniano, en Crimea y en la parte oriental del país. Turchínov admitió el error cometido por la Cámara en su intento de reducir el rango del ruso como lengua de comunicación y ha instado a elaborar una nueva ley al respecto que evite colisiones y controversias.
El mes pasado, tras derogarse de facto la ley de 2012 y antes de que la población prorrusa se levantase contra el Gobierno de Kiev, el experto del Instituto Gorshenin de análisis político, Víctor Sokolov, ya alertó que «es una grave equivocación despojar al ruso de su estatus de lengua regional en Ucrania. Es un gesto que denota determinada inmadurez política». Y Sokolov tenía razón porque la cuestión de idioma es muy sensible en Ucrania y el supuesto ataque dirigido contra el ruso está sirviendo a Moscú de factor movilizador de primer orden.
Puñetazos y abucheos
«Yo nací en Crimea, en 1944, y esto entonces era Rusia y todo el mundo aquí hablaba el ruso. Diez años después, Nikita Jrushiov, decidió incorporar administrativamente la península a Ucrania y nadie nos preguntó nada. Ahora quieren que hablemos el ucraniano y nos olvidemos de nuestra lengua materna», se lamenta Nadezhda, una pensionista que asiste con su marido al concierto en la plaza Najímov.
El depuesto presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, intentó sin éxito hace dos años que el ruso fuera cooficial con el ucraniano a nivel de todo el país, pero eso implica una enmienda constitucional que requiere la aprobación de por lo menos 300 diputados. Al no llegar a reunir esa cantidad de votos, Yanukóvich tuvo que conformarse con la cooficialidad del ruso solamente en las regiones con más de un 10% de rusoparlantes (Crimea y todas las situadas en la parte Este). Aunque lo cierto es que, en la práctica, se habla ruso en todo país, también en el Oeste y, sobre todo, en Kiev.
Pese a ello, la aprobación, en julio de 2012, de aquella media medida no satisfizo a nadie. A los rusos les pareció poco y en el Oeste del país hubo movilizaciones en contra con crisis política incluida. Los diputados de la formación ultranacionalista Svoboda (Libertad), cuyo líder, Oleg Tiagnibok, ha sido una de las caras visibles del Maidán, han provocado en más de una ocasión altercados a puñetazos en la Rada por abuchear e interrumpir a los parlamentarios que empleaban el ruso en sus alocuciones. Por eso, en Crimea la sola pronunciación del apellido Tiagnibok causa sarpullido.