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Un sherpa recoge basura en el Everest. :: NAMGYAL SHERPA / AFP
Sociedad

Escalador y basurero

Los montañeros que quieran subir al Everest tendrán que bajar ocho kilos de basura de la montaña para que Nepal autorice la cordada

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Liberar de basura el Everest. Ese es el objetivo de las nuevas exigencia que el Gobierno de Nepal impondrá a todos y cada uno de los montañeros que quieran subir al techo del mundo. De esta manera, cada miembro de la expedición tendrá que recoger ocho kilos de basura del campo base.

La suciedad en este enclave del Himalaya es patente y algo que los aventureros españoles que protagonizan la ascensión para programas de televisión -y son varios- vienen denunciando. El campamento base, desde donde se asciende al Everest se ha convertido en un gran vertedero con el paso de los años, donde es posible encontrarse desde tiendas de campaña, a cuerdas, latas o plásticos con los que cualquier superviviente podrían construir un confortable refugio de alta montaña.

En este punto acampan todas las expediciones a la espera de que el tiempo sea propicio para iniciar la ascensión. Los sherpas o guías de montaña y el personal que las expediciones contratan suben pertrechos, botellas de oxígeno y víveres a duras penas hasta alturas que rondan los 5.000 metros. Los restos se abandonan en los canchales donde se ubican los campamentos sin orden ni concierto.

Las autoridades del Ministerio de Turismo de Nepal calculan que cada montañero genera unos cinco kilos y medio de basura. De esta manera, al bajar con ocho kilos de desperdicios ya estarían atropando la basura de anteriores expediciones. Los expertos habían barajado que cada montañero cargase con 14 kilos, pero dada la dificultad para moverse a esas alturas, donde el oxígeno no abunda y las nevadas están a la orden del día, se optó por rebajar a ocho la cantidad de 'mierda de alta montaña' a acarrerar.

Esa exigencia previa a bajarse los desperdicios entrará en vigor el próximo mes de abril. Las autoridades anuncian que emprenderán acciones legales e impondrán multas a los montañeros que no cumplan con el compromiso. También habrá policías en el campamento base para vigilar que las expediciones bajen con sus respectivas cantidades de basura.

Hasta hace no muchos años, en España era posible encontrar latas de conservas -de aquellas con la llave que se enrrollaba para retirarles la tapa-, cartuchos para cocinas de gas o plásticos en cumbres tan emblemáticas como la Laguna de Peñalara (Madrid), el Circo de Gredos (Ávila) o el Mirador de Ordiales en los Picos de Europa (Asturias). Gracias a diversos colectivos conservacionistas, incluso a los grupos 'scout', y la concienciación de todos los afortunados que pueden alcanzar esas cumbres, los residuos han ido desapareciendo y en la actualidad encontrar una lata o un plástico es señal de que por allí pasó un 'pisa prados'.