Las fugas del Monopoly
Moscas, elefantes o simples juegos de azar han sido usados para conseguir todo tipo de propósitos desde la Antigüedad Un libro recopila los engaños y estrategias más desconocidos y curiosos de la historia
MADRID. Actualizado: GuardarLa historia está plagada de pequeñas anécdotas que, en no pocas ocasiones, dejaron de ser irrelevantes y consiguieron cambiar la suerte de muchos. Por ejemplo, muchos de los lectores habrán jugado alguna vez al Monopoly, pero ¿sabían que durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado por el M19 para liberar prisioneros de guerra? Pues hubo una edición en 1941 que se hizo para ayudar a los combatientes de la resistencia atrapados en territorio ocupado por los alemanes. El servicio secreto británico contactó con la compañía de John Waddington para que desarrollaran esta edición especial que incluía un mapa de la zona hecho de seda, para que no se estropease al mojarse, dinero de curso legal del país correspondiente, instrucciones y contactos de la resistencia y pequeñas herramientas, como brújulas, camufladas en las fichas.
Como tras la Convención de Ginebra se permitía entregar paquetes a los prisioneros de guerra siempre que fuera a través de la Cruz Roja fue posible enviarles tan peculiar Monopoly. De este tipo de curiosidades se ocupa desde hace años en su blog, 'Historias de la historia', Javier Sanz, autor de 'Caballos de Troya de la Historia'. Un libro en el que, de manera muy divertida, acerca al lector a estrategias ingeniosas como esta y las que siguen y que en tiempos de paz y de guerra lograron victorias no menos sorprendentes.
Los elefantes de Aníbal o las aves de Alejandro Magno no fueron los únicos animales reclutados para ganar batallas. Pero ¿cómo se puede derrocar una dinastía con un ejército de gatitos? Pues eso fue lo que sucedió en el año 525 a.C. Por aquel entonces Cambises II, rey de Persia, había puesto sus ojos en Egipto. La batalla decisiva se iba a librar frente a las puertas de la ciudad de Pelusio. A sabiendas de que los egipcios no podían matar a los gatos, por ser manifestaciones de la diosa Bastet, el persa añadió a su equipo de campaña todos los felinos que pudo. De este modo, una vez sitiada la ciudad, el ejército de Cambises II arrojó los gatos contra la fortaleza, lo que obligó a los arqueros egipcios a disparar con demasiado cuidado para no alcanzarlos. De este modo cayó la ciudad y Cambises II sería nombrado faraón, dando así comienzo a la dinastía persa.
Más rentable, aunque con menor trascendencia, fue el entierro que Virgilio, el autor de la 'Eneida', dispensó a su 'mascota'. El poeta mandó enterrar con grandes faustos y en un mausoleo a una mosca, por la que lloró su muerte. Esto que parece de locos fue una estrategia de lo más jugosa, pese al gasto de 800.000 sestercios que supuso. Y es que sabedor de la expropiación de tierras masivas que iba a suceder, Virgilio aprovechó un resquicio de la ley que excluía de dichas expropiaciones los terrenos en los que hubiera tumbas al considerarlos sagrados, conservando así todo su patrimonio.
Más reciente, en el año 1997 Richard Donner dirigió una película, 'Conspiración', en la que un taxista de Nueva York obsesionado con la existencia de tramas ocultas acaba por acertar con una. También por casualidad, y de la manera más tonta, un taxista en Washington arruinó una operación. pero de la CIA. Tras años de trabajo y quince millones de dólares invertidos la agencia de inteligencia americana por fin había logrado implantar en el interior de un gato un elaborado dispositivo de escucha y entrenarle para que se acercara a quienes le indicara, en este caso dos espías rusos.
Pero la conocida como 'Operation Acoustic Kitty' fracasó en apenas unos segundos. Cuando el primer 'gato espía' iba a cruzar la calle nuestro taxista lo atropelló y lo mató. Los agentes tuvieron que correr a retirar el cadáver antes de que alguien viera el dispositivo que además de inservible quedó al descubierto.
Autocanasta
Lo que no fue sin querer, aunque así lo quisieron hacer ver, fue la autocanasta que en 1962 hizo que el Real Madrid perdiese de dos puntos contra el Ignis de Varese durante los cuartos de final de la quinta Copa de Europa. El entrenador, Pedro Ferrándiz, viendo las infernales condiciones en las que estaban jugando, pensó que era mejor perder de dos puntos e intentar remontar en casa que soportar una prórroga de cinco minutos en aquellas circunstancias.
El problema es que, a pesar de todo el montaje, los contrarios se dieron cuenta y recurrieron. Pero la jugada no incumplía el reglamento, así que el resultado se dio por bueno. Eso sí, unos meses más tarde la FIBA modificó las normas y desde entonces quien juegue con ese truco conseguirá la descalificación de su equipo durante dos años y multa de mil dólares. Al final, como explica Javier Sanz, «estrategia y engaño no dejan de ser dos caras de la misma moneda, todo depende de cuál elijas o cuál te toque».