El PSOE gana tiempo para tratar de resolver su crisis interna en Navarra
La Ejecutiva del PSN lleva al Comité Regional del próximo jueves la discusión sobre la polémica moción de censura a Barcina
MADRID.Actualizado:Los socialistas siguen enredados en un laberinto de complejísima salida en Navarra. La dirección regional del partido decidió mantener viva ayer la amenaza de moción de censura frente a la presidenta de la comunidad foral, Yolanda Barcina, pese a la tajante oposición de Ferraz a una operación que sólo saldría adelante con el apoyo de Bildu. Pero sin prejuzgar nada. Será el Comité Regional, máximo órgano de la federación socialista entre congresos, el que pronuncie la última palabra en un encuentro previsto para el próximo jueves.
Ahora el PSN iniciará una ronda de contactos con el conjunto de fuerzas políticas representadas en el Parlamento autonómico a excepción, según advirtieron expresamente en el comunicado posterior a la reunión extraordinaria de la ejecutiva, de Bildu. Se trata, dice el escrito, de «explorar y, en su caso, articular los mecanismos necesarios para que la ciudadanía se exprese libremente», es decir, para forzar un adelanto electoral. Algo que, desde hace semanas exige toda la oposición.
En realidad, con esta maniobra los socialistas apenas han hecho algo más que ganar tiempo para resolver su propio dilema interno. Alfredo Pérez Rubalcaba no está dispuesto a hacer política con Bildu, pero como decía esta misma semana un destacado miembro de su Ejecutiva, tampoco admite dejar de hacer política «por Bildu». Hasta este mismo viernes, los socialistas confiaban en que Barcina asumiera que su situación, reprobada por 27 parlamentarios en una cámara de 59, era insostenible y dimitiera. Nada más lejos.
La presidenta navarra no solo defendió su inocencia sino que, una vez conocidas las conclusiones de la comisión parlamentaria que en la última semana ha investigado las supuestas irregularidades en su Gobierno, compareció ante la prensa con una actitud que en Ferraz califican de «chulesca» y retó al secretario general del PSOE a autorizar que se le expulse con la colaboración de los sucesores de Batasuna. Entre sus argumentos de defensa está el de que el propio dictamen de la comisión considera que ni ella ni su consejera de Hacienda, Lourdes Goicoechea, cometieron ilegalidad alguna, por más que les acuse de «injerencias en grado de tentativa» en la labor de la Hacienda foral.
La pelota pasó así de nuevo a manos de Ferraz. «Si no hubiera elecciones europeas -admiten en la cúpula del partido- este asunto se vería de otra manera». Pero la campaña para los comicios del 25 de mayo, a las que el PSOE acude con su número dos, Elena Valenciano, como cabeza de cartel, ya está en marcha. Y el daño que podría hacer a su candidatura la acusación de connivencia con los 'amigos de ETA' es inasumible en un momento en el que los socialistas aún corren para mantenerse en pie.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, no perdió de hecho la ocasión de echar sal en esa herida, durante su intervención en el Congreso del PP andaluz que eligió a José Manuel Moreno como presidente. «Nosotros nunca vamos a pactar con los que apoyan a los terroristas. No tenemos nada que pensarnos», restregó.
Mal menor
En la dirección del PSOE tampoco tienen dudas. «No habrá moción», aseguran fuentes del núcleo duro del partido. Saben que dejar colgado de la brocha al PSN -que por otro lado ya ha dejado claro que su objetivo no es gobernar sino convocar elecciones en coincidencia con las europeas-, es hoy por hoy el menor de los males. Pero aún así tratan de minimizar los daños que su determinación tendrá sobre los socialistas de la comunidad foral y, sobre todo, sobre su líder Roberto Jiménez, cuya cabeza tratan de salvar.
No va a ser fácil. En el PSN existe la convicción de que agachar la cabeza significará su fin en una región en la que han ido cediendo progresivamente terreno. Ahora, con nueve diputados, están en su mínimo histórico. En ningún lado está escrito que el Comité Regional no opte por plantar cara a los deseos de Rubalcaba. Así que la semana del secretario de Organización, Óscar López, y el secretario de Relaciones Institucionales, Antonio Hernando, promete ser intensa.
López insistió desde Roma -donde participó en el Congreso en el que los socialistas europeos eligieron a su candidato a la presidencia de la Comisión- en que Barcina debe dimitir porque, adujo, «ha tenido un caso de corrupción claro en su Gobierno». Pero, sobre todo, se esforzó por atenuar la sensación de conflicto interno al hacer hincapié en el hecho de que el PSN no cuente con Bildu en su ronda.