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«España ha dado pasos impresionantes, pero el trabajo no está hecho», asegura Dijsselbloem
El presidente del Eurogrupo, que mañana estará en el Foro Global España 2014, advierte de que el gran desafío sigue siendo el paro juvenil
BRUSELAS. Actualizado: GuardarSi se pertenece al selecto club de la Eurozona, lo es para todo. Para recibir más dinero del que se aporta pese a ser la cuarta economía del euro, pero también para someterse a las reglas del juego, al dictado económico de Bruselas y, por supuesto, para ser rescatado si no cumples con tu parte del trato. España, a ojos de la UE, ha dejado de ser ese grave problema que en 2012 hizo tambalear el futuro de la moneda única, para convertirse en una suerte de referencia internacional por su política reformista. «España ha dado pasos impresionantes», asegura el presidente del Eurogrupo, Jeröen Dijsselbloem, en declaraciones a este periódico. Pero no se queden con la primera parte de la frase. Aquí viene la segunda: «El trabajo todavía no está hecho». Y es que en Bruselas, en lo económico, siempre hay un pero, nunca es suficiente.
-¿Y qué queda por hacer?
-Las políticas del mercado de trabajo se han modernizado, y una reducción de la carga fiscal sobre el trabajo está en camino. Sin embargo, el desempleo, sobre todo el juvenil, continúa siendo un problema importante. Y no sólo en España, también en otros muchos países. Para resolver este problema es vital lograr un mayor crecimiento en el conjunto de la UE. Tenemos que tener la ambición suficiente para lograrlo. Hay potencial y el interés en común.
El ministro de Finanzas de Holanda y presidente del Eurogrupo -este cargo, al que aspira Luis de Guindos, se compatibiliza con las responsabilidades en su respectivo país- es una de las personalidades invitadas en la cumbre económica mundial Global Forum Spain que se celebra mañana en el Guggenheim, en Bilbao. Hablará sobre 'estabilidad y crecimiento en la economía de la Eurozona' y destacará, entre otros hitos, la «exitosa salida» del Gobierno de Rajoy del programa de asistencia financiera tras recibir una inyección de 41.300 millones, el fin del rescate irlandés o las buenas noticias que poco a poco llegan de Portugal. Entre los retos, impulsar la llamada unión bancaria en las próximas semanas. Y entre los imposibles, idear fórmulas para que Grecia vuelva a ser viable sin salir del euro.
Dijsselbloem, que llegó a la jefatura del consejo de ministros de Finanzas del euro apoyado por la canciller Merkel, es de ideario socialdemócrata pero un ferviente defensor de las medidas de austeridad. Aún se recuerda una visita a Madrid en octubre en la que aseguró que los españoles tienen que trabajar «más y más duro» para salir de la crisis, aunque también confesó que «si tuviera dinero invertiría en empresas españolas porque Bill Gates sabe lo que hace».
Asegura, en consonancia con Bruselas, que «aún es pronto» para valorar las nuevas medidas fiscales anunciadas por Rajoy y elude pronunciarse sobre si la reforma laboral española se ha quedado corta y son necesarias nuevas medidas. Las mismas que De Guindos llama «perfeccionamientos constantes» y Bruselas «segunda ronda de la reforma laboral».
-¿Cómo ven a España desde el norte de Europa, y realmente son conscientes del peaje social que han supuesto las recetas reformistas de austeridad?
-Por supuesto, y soy muy consciente de los enormes esfuerzos que se están haciendo por el pueblo español para superar los desafíos del país. Y ahora van llegando los frutos. En los últimos años, España ha dado pasos impresionantes para reformar su economía y el sector financiero. Ha salido con éxito del programa de apoyo y ha vuelto al crecimiento económico. Me alegro de ver que la recuperación continúe.
El miércoles, tirón de orejas
Junto a Jeröen Dijsselbloem, en lo referido a la representación internacional, mañana estarán en Bilbao la presidenta del FMI, Christine Lagarde, los comisarios Joaquín Almunia, Michel Barnier y Karel de Gucht, el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, o el presidente del Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer. Faltará a la cita, «por cuestiones de agenda», el vicepresidente económico de la Comisión, Olli Rehn, que el pasado martes anunció para España un crecimiento del 1% para 2014, el doble de lo previsto.
Elogió los avances en favor de la contención salarial, ensalzó su nueva idiosincrasia exportadora y animó al Gobierno a no salirse de la estricta senda de la consolidación fiscal. «Cumplir el déficit y bajar los impuestos es un reto», advirtió Rehn a Rajoy, que sigue decidido a hacerlo en 2015, año electoral. Pero Bruselas manda (y mucho) y el propio Rehn recordó que la hoja de ruta «no pasa por castigar a las clases medias a través de la fiscalidad directa, sino por recortar gastos estructurales».
Fuentes comunitarias de toda solvencia explicaron, en este sentido, que pese a la mejoría económica experimentada por España «no cabe lugar para la complacencia». El miércoles, de hecho, está previsto que la Comisión dé un nuevo tirón de orejas al Gobierno de Rajoy exigiéndole más esfuerzos para reducir un paro superior al 25%, una deuda que va camino del 100% del PIB y un déficit que exige medidas adicionales para ajustarse en otros 23.000 millones.