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Fútbol | Primera División

Cristiano y el Atlético permiten sobrevivir al Madrid

En un derbi muy intenso, con más batalla que fútbol, Ancelotti y su equipo reaccionaron y los rojiblancos, que plantaron cara y dominaron hasta la remontada, no pudieron asegurar la victoria echados atrás

AMADOR GÓMEZ
MADRIDActualizado:

Cristiano Ronaldo, con otro gol decisivo, y el Atlético, que cedió toda la iniciativa en la segunda parte, permitieron que el Real Madrid sobreviviese en el Calderón, para mantener el liderato, reforzar sus opciones a la Liga y apartar un poco más a los rojiblancos de la lucha por el título. En un derbi muy intenso, con más batalla, polémica y dureza que fútbol, Ancelotti y su equipo reaccionaron tras el descanso después de una pésima primera parte, en la que el Atlético dominó hasta la remontada, aunque al final no pudo asegurar la victoria tan echado atrás. El equipo de Simeone consiguió llevar el choque a su terreno en el primer tiempo y plantó cara al favorito, pero acabó pagando sus miedos y su falta de físico ante un Madrid que sufrió demasiado en el Manzanares. Al igual que Ancelotti se equivocó al alinear a sus dos laterales más defensivos, el técnico italiano acertó al haber pronosticado un derbi «feo» y «difícil», salpicado de brusquedades, en el que el Atlético desaprovechó una oportunidad inmejorable para golpear al eterno rival, al que sólo le salvó, con una ambición obligada y la calidad sobre el césped, el de casi siempre. Con Cristiano, el Madrid sigue agarrado con fuerza a la Liga y el 'Atleti' se aleja del sueño.

No se le pudo poner peor al Atlético el partido en un arranque en el que se pasó muy pronto del entusiasmo del Calderón al dolor y la indignación. Con un gol encajado a los dos minutos por un error defensivo, con lo que se repitió la historia habitual, y con un penalti escamoteado, de Sergio Ramos a Diego Costa, sólo ocho después. Ello encorajinó al Atlético, que empezó a llevar el choque a la bronca y aquello se calentó tanto como la ida de las recientes semifinales de Copa en el Bernabéu, con continúas faltas e interrupciones y fútbol nulo. El Madrid, con ventaja, se creía que no necesitaba en ese momento juego, pero abusaba de los balones en largo y mientras Modric, Xabi Alonso, Bale y Cristiano estaban desaparecidos, el Atlético comenzaba a equilibrar el encuentro a base de físico y brega. Incluso en la recta final del primer tiempo fue superior a los blancos, a quienes encerró en su área hasta que Arda Turan y Koke retrataron a la defensa visitante, y también Gabi, cuando se llegaba al descanso, a Diego López.

En menos de un cuarto de hora, con el Madrid confiado y tirado completamente atrás, y superado por la intensidad, el físico y el empuje rojiblanco, el equipo de Simeone le dio la vuelta al partido. Ancelotti apostó por sus laterales destructivos (Arbeloa y Coentrao), pensando quizás en que con la contención le bastaría, y le salió rana. En la segunda mitad ambos ya estaban fuera de un once que, sorprendentemente no estuvo sólido atrás, porque volvió a conceder demasiadas ocasiones, y estuvo negado de medio campo hacia adelante, hasta que apareció Cristiano. Con inferioridad madridista en la medular y sacrificio colectivo rojiblanco en la presión, el Atlético desactivó tácticamente a los blancos, enredados entre la suciedad y su desorganización creadora para enlazar alguna jugada. Salvo dos llegadas aisladas consecutivas del Madrid abortadas por Courtois, el Madrid no tuvo más hasta la segunda parte, cuando volvió a lanzarse arriba ante un Atlético al que ya se le vio superado por la presión y asustado.

Cuando la pelea se sosegó durante unos minutos, el momento clave llegó con la jugada de Arda Turan que descolocó a la zaga blanca para que Koke estableciese la merecida igualada con un remate cruzado que sorprendió a Diego López. El Atlético logró así levantar de nuevo al Calderón, que comenzó a creer, como su equipo, en que frente a este Real Madrid sin autoridad, fútbol, ni presencia de los mejores, la proeza era posible. Y sin necesidad del tan querido contragolpe de Simeone, porque el dominio fue del Atlético en la recta final de la primera parte, mientras los blancos intentaban sobrevivir atrás como podían. Pero no lo consiguieron, porque cuando el Madrid firmaba el empate al descanso llegó el lejano zapatazo de Gabi que no vio Diego López, mientras gran parte del madridismo se acordaba de Casillas y los blancos lamentaban haber jugado un primer tiempo tan pobre, con teatro incluído de Pepe al simular una agresión de Godín con la cabeza.

Con el Madrid obligado a reaccionar y mejorar su fútbol, algo que no era difícil, el partido se abrió al principio en la segunda mitad, pero fue el Atlético el que tuvo, esta vez sí, a la contra, mayores ocasiones en esa fase, no concretadas por la falta de puntería de Diego Costa en el remate, y porque el poste también ayudó los suyo en un cabezazo de Arda Turan. Los rojiblancos estaban encendidos, y al Madrid, que intentaba mandar y crear, pero estaba nulo en las bandas de Bale y Cristiano, se le acababa el tiempo, hasta que Ancelotti, tras reconocer sus errores en la alineación, decidió rectificar y jugárselo todo con los cambios y las individualidades ofensivas que emparejaron la capacidad de trabajo de los locales, cada vez más apagados físicamente. El Atlético, sin embargo, corría demasiados riesgos al haber reculado tantísimo y dejar que el Madrid maniobrase a su antojo. Hasta que, con los rojiblancos casi colgados de su portería, se produjo lo inevitable, con un fallo de Mario Suárez y un pase atrás de Carvajal rematado, porque no podía ser por otro, por Cristiano. El Madrid da gracias por el empate a su crack.