SENTIR Y AMAR ANDALUCÍA
Quiero hacer una llamada a la recuperación de esa unión de voluntades en torno a un sueño posible que nos sacó a la calle a los andaluces hace más de tres décadas
Actualizado: GuardarSoy un andaluz, un malagueño y un español nacido en Barcelona. Y es que no resulta excluyente el ser español con el ser malagueño o catalán. Es simplemente, complementario. Al mismo tiempo que las raíces de mi infancia y adolescencia me devuelven siempre que puedo a mi Málaga del alma, siento adoración a la tierra que me vio nacer y que reúne muchos de mis familiares y amigos. Formar parte de un todo heterogéneo nos hace ser únicos e insustituibles.
Coincidirán conmigo en que no se puede mandar sobre los sentimientos de pertenencia a un grupo. Y por supuesto, la afinidad nace de lo que aprendemos, de lo que vemos, de las relaciones que construimos, y de todas y cada una de las experiencias pasadas, propias o heredadas.
Pero aún sabiendo todo esto, hoy día seguimos haciendo listas interminables sobre qué nos impide sentirnos españoles.
Llevamos siendo espectadores pasivos de una lucha entre los seguidores y los detractores del independentismo, entre los amigos y los enemigos de nuestra Carta Magna, entre los economistas liberales y los proteccionistas y entre los europeístas y los catalanistas. Y creo que este sesudo debate de ideas y argumentos dice bastante de este gran país.
España es un país verdaderamente libre porque respeta, de verdad, las opiniones de la mayoría y por supuesto también, de la minoría.
Y más allá de si las minorías pueden cambiar las cosas o si las mayorías siempre tienen la razón, se encuentra un país llamado España que une y reúne a más de 47 millones de personas y donde los andaluces somos la garantía de la unidad de nuestros pueblos.
¿Sabían ustedes que sólo en Barcelona hay más de 35 escuelas de flamenco? Lo maravilloso de España es que tenemos diversas lenguas co-oficiales, distintos acentos; paisajes muy amarillos y muy verdes; Premios Nobel de literatura andaluces y madrileños; españoles premiados en los Óscar del País Vasco, de Madrid, de Barcelona, de Asturias y de Aragón; en definitiva, mujeres y hombres que compartimos el mismo afán de superación.
Y que dentro de cada uno de nuestras comunidades autónomas somos capaces de convivir y respetar ideas, opciones políticas y religiosas, en gran armonía entre nosotros y con los demás.
Andalucía es un ejemplo de ello. Somos una sociedad diversa, plural, que respeta a todas las personas y que da lo mejor de sí, cada día, para superar las dificultades a las que se enfrenta.
Vestimos nuestra bandera con orgullo y con respeto, sintiendo y amando Andalucía por los cuatro costados. No tenemos miedo a nada y nos enfrentamos de cara a los problemas.
Miramos con esperanza el futuro y confiamos en nuestros más de 165.000 jóvenes andaluces porque sus ideas y su capacidad para emprender nuevos proyectos, nos traerán crecimiento y prosperidad para nuestra tierra.
Miramos con confianza el futuro porque en nuestros mayores descansa la experiencia y el conocimiento suficiente para ayudarnos a no cometer los mismos errores.
Miramos con alegría el futuro porque nuestra tierra nos lo ha dado todo y porque en nuestras gentes habita el talento y la capacidad suficientes para afrontar cualquier obstáculo y salir vencedores.
Andalucía está en cada uno de nosotros y cada uno de nosotros es imprescindible para que Andalucía siga unida.
Quiero hacer una llamada a la recuperación de esa unión de voluntades en torno a un sueño posible que nos sacó a la calle a todos los andaluces hace más de tres décadas.
Hagamos un pacto entre todos, partidos políticos, colectivos ciudadanos, organizaciones sociales: que nuestro legado no sean sueños, sino realidades.
Sigamos unidos por Andalucía, por una Andalucía mejor, la que nos prometieron, la que necesitamos y la que nos merecemos.