ANDALUCÍA

La crisis destroza la confianza en la democracia

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El retrato sociológico que ofrece la última encuesta del Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (CAPDEA), de la Universidad de Granada, el famoso 'EGOPA' o Estudio General de Opinión Pública de Andalucía compone un puzzle complejo como la propia realidad. El estudio es el más completo que se realiza ahora mismo en la comunidad, con 3.200 entrevistas telefónicas, que en esta entrega de invierno del 2014 se ha realizado entre el 8 de enero y el 7 de febrero.

Más allá de la lectura pura y dura de los porcentajes de intención de voto que obtendrían los distintos partidos, que es la pieza principal, o de la valoración y conocimiento de los líderes, el EGOPA ofrece datos suficientes para acercarse al estado de ánimo y de opinión de los andaluces en este 28-F en que toca reflexionar acerca de qué nos está pasando y cómo lo vemos.

Los resultados no son como para tirar cohetes de colores. La gente está preocupada y desmotivada, ya se sabe, y la encuesta lo cuantifica: el 90,3% de los ciudadanos califica de mala o muy mala la situación económica en Andalucía, que consideran peor que la nacional, pues ésta alcanza la peor pésima calificación para el 88,9%. Porcentajes muy altos, en ambos casos, aunque sean levemente menores que en la encuesta anterior.

Tampoco cunde la esperanza en la 'luz al final del túnel', porque más de la mitad de los encuestados, el 57,3% respecto a Andalucía y el 51,7% respecto a España, creen que la situación no va a mejorar en los próximos meses.

No obstante, el análisis del estudio, dirigido por Carmen Ortega, hace notar un descenso del pesimismo respecto a la anterior oleada, en verano y un aumento de las opiniones positivas, más llamativo en las críticas hacia la situación política, que es mala o muy mala en Andalucía para el 73,8% de los encuestados y para el 83,5% en cuanto al marco estatal, donde la desconfianza es mayor, al revés que en el caso de la economía.

La crisis de la democracia

Juan Montabes, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada y uno de los investigadores de este estudio, destaca el «leve repunte», la salida del mayor pesimismo, «aunque aún no puede hablarse de optimismo, pero sí de que se quiebra la tendencia a la baja que se venía registrando desde 2007».

«Algo está cambiando», afirma, aunque con cautela, hacia una mejor percepción ciudadana de la situación. La variación, de entre 3 y 4 puntos, es significativa, a su juicio, por encima del margen de error.

Montabes tiene una teoría propia, que suele comprobar: divide la sociedad en tres tercios, uno de los cuales no cambia de opinión, se mantiene incólume, y otros dos que son más volubles: «El primero cree en los partidos y es activo en política, los otros dos tercios mantienen actitudes precavidas, son recelosos».

Se demuestra en la valoración de la democracia: «Los tercios se han invertido. Hace tres años el grado de satisfacción de los españoles era de los más altos de la UE, entre el 70 y 80%, y ahora ha sucedido a la inversa, el 79,7% está insatisfecho. Esta tendencia, que no es nueva, se incrementa en este EGOPA», afirma.

El descrédito de la democracia abona el terreno al populismo, pero el catedrático de Ciencia Política hace un análisis equilibrado: el bipartidismo no se quiebra, porque no ha existido, dice, a nivel nacional estaban los nacionalismos, se nos olvida que el PA en Andalucía llegó a tener un 12%, que IU llegó al 18-19%. A su juicio, los dos grandes partidos aún resisten y la alternativa de otras fuerzas, o de un 'sorpasso' no será mañana. Con todo, advierte que «hay algunas luces encendidas» respecto a la confianza en la democracia.

¿Cómo se puede trasladar este estado de opinión a las elecciones europeas? Para Montabes es más fácil que en estos comicios tengan más posibilidades votos a partidos diferentes de los tradicionales. Recuerda a Mingote y su «Vote a Gundisalvo, a usted qué más le da», dice entre risas, sin dejar de recordar los resultados que obtuvo Ruiz-Mateos. Aunque puede ser una etapa «azarosa», a su juicio no hay que abrirse las venas por una participación menor del 50% como indicio de desafección: «En 2009 la abstención fue del 55% en España, por lo que un aumento estaría dentro del clima político actual».

El EGOPA recoge que la política en general interesa poco o nada al 54,6% de los encuestados y la andaluza en concreto le resbala al 51%. Hay un cierto repunte también respecto al estudio de verano, como lo hay de los sentimientos negativos que despierta la política, pero aún son muy altos: Al 70,7% de los andaluces la 'cosa pública' le produce desconfianza o irritación. Sólo el 13,2% tienen una percepción positiva.

La situación personal

El egopa suele incluir unas preguntas sobre la apreciación personal que, por contraste de la sensación de la situación nacional o andaluza, resulta curioso. Así, pese al fatalismo con que se vive la actualidad, los andaluces creen que personalmente les va mejor que a la comunidad, con un diferencial del 25 al 30%. También se advierte, en el plano corto, cómo varía la apreciación de los problemas y se mantiene el paro como principal preocupación, mientras sube la sanidad y desciende la corrupción.

El estudio indica que el 47,7% de los andaluces declara que le han ido las cosas bien o muy bien en el último año frente al 30,8% que dan una valoración negativa. Pese a todo el optimismo de los andaluces respecto a su situación personal ha registrado un sensible descenso de 7,6 puntos.

Política local versus nacional

La crisis también ha cambiado la percepción en cuanto a la valoración de las instituciones, señala el catedrático granadino. Crece el aprecio hacia la política local, como opción más valorada, seguida de la autonómica, «por encima sensiblemente de la nacional, algo que no ocurre en tiempos de estabilidad». De este último estudio llama también la atención que la Universidad se mantiene como institución más valorada, pero baja y queda con un aprobado raspado, mientras que el Defensor del Pueblo, tras la salida de Chamizo, se sitúa por primera vez por debajo del aprobado.

Resulta llamativo, pese al prestigio de lo local, que las diputaciones provinciales se sitúan como la penúltima institución en valoración, sólo por delante de la Cámara de Cuentas. Juan Montabes atribuye esta pérdida de confianza al hecho de que ha calado el debate sobre la utilidad de las representaciones provinciales.

Por último, se mantiene estable la definición ideológica de los andaluces, que se sitúan en el centro-izquierda en un 38%, centro, 29,7 y centro-derecha, 17,5.

En una escala del 0 al 10, entre las extremas derecha e izquierda, los andaluces se sitúan en el 4,5. El PSOE es el partido que suscita más simpatía (25,7%), el PP se sitúa en el 19,6%. IU en el 13.5; UPyD llega al 8,6 y el PA, al 1,7%.

Respecto al sentimiento andaluz, la puntuación sigue estable, en el 5,7%.