El Valencia pasa sin alardes ni angustias

El Valencia tenía los deberes hechos tras la victoria por 0-2 obtenida en el exilio chipriota del Dinamo de Kiev. Contaba con margen suficiente hasta para especular después de la superioridad mostrada en la ida de los dieciseisavos de final de la Liga Europa. Pero Juan Antonio Pizzi no quiere que sus jugadores se tomen ningún partido a broma. Desde su llegada, el equipo está en franca mejoría, con una buena racha en la Liga y con aires de favorito en la segunda competición continental. El técnico argentino confía en que ninguna distracción o tropiezo pueda romper esa sensación de trayectoria ascendente. Además, la afición (que respondió con una buena entrada pese al favorable marcador logrado en Nicosia) se merecía una buena respuesta de la plantilla ‘che’. No fue el mejor encuentro de los valencianos, pero resultó suficiente para acceder a la siguiente ronda.

Los ucranianos, por su parte, llegaban muy obligados a Mestalla por la necesidad imperiosa de marcar. De la mano del recuperado Yarmolenko y de un mejorado Haruna, los de Blokhin intentaron poner las cosas difíciles al rival. Asumió el mando del partido y buscó la portería de Diego Alves, aunque sin crear demasiado peligro, ante el enfado de Pizzi, que esperaba algo más de los suyos.

Sin grandes alardes, el Valencia fue imponiendo su mayor calidad y sumó alguna ocasión clara para sentenciar definitivamente el cruce de la mano de Alcácer, Míchel o Vargas.

El partido fue muriendo sin sobresaltos, hasta que Veloso se sacó un duro disparo que se estrelló violentamente en travesaño local cuando aún restaban veinte minutos para el final. No fue más que un susto en un choque tranquilo que acabó en un justo empate y en una relativamente plácida clasificación para los valencianos.

El Ludogorets será el sorprendente rival en octavos tras eliminar los búlgaros al Lazio.