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ESPAÑA

RAJOY EN SU CERTEZA

RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
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Igual que la luz renacentistas atraviesa 'La Anunciación' de Fray Angélico, a Mariano Rajoy le ha venido un destello divino desde Moody's que le animó en un debate centrado en la economía. Instalado en buenos datos macroeconómicos, repasó su gestión en el ecuador de la legislatura; otra cosa es que, a pesar de haber «cruzado el cabo de Hornos», Mariano Rajoy sea capaz de transmitir ese entusiasmo al común de los ciudadanos que ignoran lo que es una prima de riesgo pero saben lo que es no disponer de crédito en sus negocios.

El presidente dejaba menos espacio para otros asuntos que también interesan a la ciudadanía según el CIS, entre ellos la corruptela asentada en todas las instituciones y con la que nos obligan a acostumbrarnos como el que tiene la tensión alta. Cataluña, educación, sanidad e inmigración las guardó para el enfrentamiento con Rubalcaba. Sin duda que la estrategia consistía en no alejarse del discurso de entusiasmo en la recuperación, de estar en la «buena senda» como repitió varias veces. Rajoy parecía instalado en su certeza por encargo de sus colaboradores que le indicaron que de ahí no se bajara porque en el resto de temas el discurso no era tan fuerte.

Una vez superado el debate con Rubalcaba, nos encontramos a un Rajoy más relajado. Tal parece que su misión principal fuera anular al líder de la oposición y lo demás que fuera cayendo por su propio peso. El Rajoy sin papeles que improvisa es siempre mejor que el presidente que sube a la tribuna encorsetado por un guión. Llevado por la púrpura parece que una cosa es lo que tiene que decir como presidente y otra lo que piensa como Rajoy.

El debate económico es importante pero habría que revisar si es el eje central de un discurso que ilusione porque se dejan los otros temas en segundo plano y las movilizaciones que hemos visto en la calle se debían a un interés más plural. Instalarse en la certeza es tan peligroso como no apearse de «la crisis no existe porque no la reconozco» de Rodríguez Zapatero.

Ese rayo de luz de Moody's que cruza el cuadro idílico de Rajoy no desciende a los problemas de pobreza y a las colas de los comedores sociales. Quizá sea una luz demasiado clara que tapa asuntos que lejos de ser menores, o simples, preocupan porque nos caen más cerca.