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España, una potencia media en busca de su lugar en el mundo

Un informe del Instituto Elcano sobre política exterior aboga por intensificar el apoyo a la integración europea, impulsar la defensa de los derechos humanos y mantener pese a los recortes su aportación a la paz mundial

ANDER AZPIROZ
MADRIDActualizado:

Desde que el ministro José Manuel García-Margallo accedió al cargo se ha esforzado por articular una política exterior que vaya más allá de los vaivenes de los partidos que se turnan en el Gobierno De esta forma, y no sin esfuerzo, está a punto de sacar adelante la que será la primera Ley de Acción de Exterior de la democracia, objetivo en el que fracasaron todos sus predecesores. Una consecuencia que tendrá esta norma será la de aprobar una estrategia de actuación por cuatro años que guíe a España en sus relaciones internacionales.

El embrión de lo que debería ser esta estrategia lo ha esbozado el Real Instituto Elcano en un documento titulado 'Hacia una renovación estratégica de la política exterior española'. En su elaboración se ha contado con aportaciones de más de 200 expertos, entre ellos, el expresidente Felipe González o los exministros Javier Solana, Marcelino Oreja, Ana Palacio y Josep Piqué.

Ignacio Molina, investigador principal del Instituto Elcano, apunta que la política exterior estuvo bien definida desde 1976 hasta 2001. Durante esos 25 años las prioridades fueron claras, integración en la Unión Europea y expansión en América Latina. Luego, sostiene Molina, vinieron los cambios de juego. Primero con el eje Atlántico alentado por Aznar con EE UU. Después, con los Gobiernos de Zapatero en los que se fomentó la Alianza de Civilizaciones y se helaron las relaciones con Washington. Frente a estos giros la Estrategia de Acción Exterior pretende dar estabilidad para que las políticas que se lleven a cabo tengan continuidad en el tiempo y, de esta forma, recoger sus frutos.

Una de las principales premisas del informe del Instituto Elcano está en España debe comportarse en el mundo como la potencia media que es. Ni intentar equipararse a Alemania o Francia, ni por otro lado presentar un complejo de inferioridad. En concreto se identifican seis objetivos para los próximos años. Entre estos se encuentran un impulso más explícito de la democracia y los derechos humanos en el mundo, el mantenimiento de la contribución a la seguridad mundial pese a la restricción de recursos disponibles o la apuesta por la integración europea, de la que España ha sido uno de los máximos exponentes desde su incorporación a la Comunidad Europea en 1986. En cuanto a los espacios geográficos que deben primarse, se destaca por encima de todos a Europa, donde España debe fortalecer sus ya de por sí intensas relaciones con los otros grandes estados -Francia, Reino Unido, Italia, Alemania y Polonia-. A continuación se sitúan Magreb y América Latina. En cuanto a Estados Unidos, se remarca la necesidad de «complementar el sólido lazo en materia de seguridad con más vínculos en el terreno económico, cultural y científico». Por último, se considera que Asia-Pacífico, el área regional que mayor crecimiento económico experimenta en el mundo, no se puede colocar de forma realista a la cabeza de las prioridades, por lo que se aboga por extender la presencia en esta región en el marco de la acción de la UE.

Proyecto colectivo

El informe recuerda que, según establece la Constitución, es el Gobierno el que dirige la política exterior. Sin embargo, recomienda al Ejecutivo que haga partícipe de ella al Parlamento y a las Comunidades Autónomas. En última instancia debe involucrarse también a los ciudadanos. En este sentido se señala como una asignatura pendiente el que los españoles valoren que la acción exterior les proporciona beneficios en el terreno de la democracia, la seguridad, la prosperidad sostenible y el conocimiento. Para ello es necesario pedagogía, participación, cercanía, transparencia y búsqueda de apoyo social.

Los desafíos soberanistas a los que se enfrenta España también son tratados por el Instituto Elcano. Lejos de bajar la cabeza por la crisis actual en Cataluña, se aboga por proyectar en positivo la condición de estado plurinacional y el éxito que ha cosechado el país con este modelo a lo largo de los últimos 38 años.

Molina explica que el objetivo final debe ser el articular una política exterior que, por un lado, incremente la presencia de España en el plano internacional y que, por el otro, sirva a los intereses de los ciudadanos. «Debemos de tener en cuenta que en todos los ránking con los que se puede medir a un país estamos entre los quince primeros y que en materia de política exterior podemos hacer aún más cosas de las que se han venido haciendo», concluye el investigador de Elcano.