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Economia

España se juega 32.000 millones en créditos y avales a los países rescatados

Con Portugal estabilizada e Irlanda fuera de peligro, el temor es la inviable Grecia, donde el Tesoro tiene una exposición de más de 25.000 millones

ADOLFO LORENTE CORRESPONSAL
BRUSELAS.Actualizado:

«En esta vida, lo peor que se puede hacer es engañarse e intentar creer que vas a cobrar una deuda cuando la realidad, las cifras, aseguran lo contrario, que es imposible. De ahí que lo mejor sea afrontar la situación y tomar medidas realistas, que sean buenas para todas las partes». La reflexión, reciente, la hizo un alto cargo europeo en una conversación informal en dependencias comunitarias. Una valoración válida, por ejemplo, para la futura ley de quiebras que el Gobierno de Rajoy podría aprobar esta semana -favorecer el desapalancamiento de empresas con fórmulas como reducir deuda a cambio de capital- pero también para el futuro de Grecia, que ha recibido 240.000 millones desde 2010 a través de dos rescates que no han cumplido las expectativas esperadas ya que se espera un tercero «de entre 15.000 y 20.000 millones», según coinciden numerosos analistas.

Pero la clave de bóveda no es cuantificar el dinero que necesitará, que a la postre, para toda una Eurozona son migajas, sino saber y sobre todo reconocer si Grecia es viable para pagar lo que debe y asumir una deuda pública de 317.000 millones, el 176% de su PIB anual. Hacerlo, además, tras encadenar 21 trimestres de recesión que han provocado una caída del PIB de un 25% y un retroceso del 40% en el disponible de las familias. Quédense con la reflexión inicial para encontrar una respuesta.

La crítica situación griega, que pese a su gravedad y vigencia ha quedado bastante diluida por la mejoría económica de la UE -sobre todo en países clave para el futuro de la moneda única como España-, fue el detonante en 2010 de una cascada de rescates en cadena que se llevó por delante a Irlanda (85.000 millones), a Portugal (78.000) y a Chipre (10.000). Nada menos que 400.000 millones de euros de ayudas públicas. Un dinero aportado en su mayoría por Europa (aunque también por el FMI) que no surge de la nada, sino que es fruto de la solidaria aportación de los socios comunitarios -no se trata de cheques en blanco, sino de asistencia financiera a intereses ínfimos-.

Una solidaridad de la que se benefició España al recibir una «línea de crédito de 41.300 millones» a devolver a cómodos plazos hasta 2026. Se cerró en el verano de 2012, con el país al borde del abismo después de que los mercados financieros le hubiesen situado en el centro de la diana. España venía de momentos muy duros, con una economía en caída libre y una tasa de paro que alcanzaba cotas históricas. Una delicada situación que no le impidió asumir el rol de rescatador antes de interpretar, muy a su pesar, el de rescatado.

Porque España se juega mucho en los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal. La friolera de 32.067 millones. Una cifra de vértigo que supone, por ejemplo, el gasto para afrontar las prestaciones por desempleo de todo un año o el dinero destinado al conjunto de los ministerios para los Presupuestos de 2014. Según explicaron fuentes del Ministerio de Economía, no todo es dinero contante y sonante, sino que 24.000 son avales al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, instrumento que luego dio paso al Mede, el Mecanismo Europeo de Estabilidad que se empleó para vehicular la ayuda al sistema financiero español.

Los fantasmas de la quita

El riesgo se centra sobre todo en los 8.000 millones de préstamos concedidos en metálico y, en especial, en las cantidades otorgadas a Grecia, ya que Irlanda (fuera del programa de rescate desde el 15 de diciembre) y Portugal (lo hará a mediados de este año) no suponen demasiado riesgo. El Ministerio de Economía no discrimina la aportación a los rescates por países, pero en lo referido a Atenas, distintas fuentes coinciden en cifrarla en unos 25.000, de los que 6.000 serían créditos en 'cash' -nada menos que el presupuesto anual del Ministerio de Fomento-. Un dinero que a España le generará unos hipotéticos beneficios de cientos de millones por el cobro de intereses. Si es que se llegan a cobrar.

Porque el fantasma de una quita a la deuda griega sigue estando muy presente en Bruselas. Hace dos años, los inversores privados ya fueron víctimas de una quita del 53% antes de que la troika -Comisión Europea, BCE y Fondo Monetario- diera luz verde al segundo rescate. Corría marzo de 2012 y ya a finales de aquel año, se empezó a hablar de la necesidad de una nueva quita dada la inviabilidad del país. En este caso, sí sería pública, ya que copa el 70% del conjunto del endeudamiento del Tesoro heleno.

Un escenario del que no quieren oír ni hablar los afectados, entre ellos España, que ya ha dejado claro que esa no es la vía a seguir.