Fiesta 'amorentada' en Madrid
El rock español homenajea a Enrique Morente reinterpretando su disco 'Omega'
MADRIDActualizado:Tres años es mucho tiempo de duelo y la figura de Enrique Morente requería un homenaje como el que se le ha rendido en Madrid, una fiesta flamenca con chaquetas de cuero, entre muchos "ays", "olés" y mucho compadreo con todo tipo de estrellas de la música que han hecho de esta una noche "amorentada".
Ha sido un evento único, con unas dos docenas de intérpretes del gusto del maestro. No podían faltar ni Lagartija Nick, la otra mitad que forjó el disco capital "Omega", ni sus paisanos Los Evangelistas, esa rama de Los Planetas ungida para reivindicar el legado de Morente. A ellos se han sumado los talentos de Eva Amaral, Raimundo Amador, Santiago Auserón, El Negri, Noni López de Lori Meyers, Bebe, Lamari de Chambao y la Mala Rodríguez, entre otros, convirtiendo la velada en una jornada de puertas abiertas al cambio de tercio.
Flamencos, poperos y roqueros han confluido de esta forma en una reunión reverencial y excepcional, ajena al carácter a veces multicopista de las giras, que se ha celebrado en La Riviera de Madrid, donde "Omega" ya vibró en 1997 y de nuevo en 2008, una vez que la sociedad española metabolizó por fin aquella hazaña musical.
Esta vez sin Morente, pero con él todo el tiempo en la mente, el corazón y la garganta, la primera parte de la noche, la más diversa, ha arrancado puramente flamenca y solemne, con un martinete a capela interpretado por un corro de cantaores y músicos, en el que ha destacado la voz de Enrique Morente hijo, Kiki. Un tono más elegante y jazzístico les ha sucedido con El Negri y el contrabajo de Javier Colina, a tiempo de recibir a La Mari de Chambao para interpretar todos juntos una jovial versión de "Sacerdotes", la primera muesca de "Omega" que ha sonado en el concierto.
El cruce con la canción de autor ha llegado de la mano de Javier Ruibal, que ha dedicado su "A Morente" a todos los "amorentados" de la velada, una forma de referirse -ha dicho- a "quienes miran de frente y saben que, por mucho que conozcan, cada mañana es un nuevo principio". "La vida llenaba el vaso cuando cantaba Morente", ha recitado con su voz melosa y acento uruguayo Jorge Drexler, encargado de recoger el testigo con una canción compuesta "pocas horas antes".
Símbolo de todo final
Raimundo Amador le ha infundido seguidamente a la velada toda la mordiente de su guitarra, primero de la eléctrica arañando el deje reggae de "Lunático", y después a las cuerdas españolas de su "Antonia", en compañía de Santiago Auserón. Este ciudadano limítrofe de Al Andalus y América se ha llevado a Morente de tangos, antes de ponerle a la noche toque caribeño con "Negra si tú supieras", alcanzando el ecuador y una segunda parte marcada por la revisitación de "Omega".
La última letra del alfabeto griego y, por extensión, símbolo de todo final, fue el título de una obra capital de Enrique Morente que, lejos de acabar nada, expandió aún más el encuentro entre flamenco y rock. En esa fase quizás se ha echado más de menos la presencia del autor, aunque sus tres hijos han hecho gala del linaje que portan en el ADN, parapetados por Lagartija Nick y Los Evangelistas.
Soleá ha abierto fuego en compañía de Bebe para convertir "La aurora de Nueva York" en un amanecer primero templado y luego cataclísmico, en convergencia con toda la percusión de la banda. Kiki, el que parece llevar el gen más roquero de toda la familia, se ha hecho cargo de la canción "Omega", antes de recibir sobre el escenario a su hermana Estrella para interpretar juntos la versión que su padre realizó del célebre "Aleluya" de Leonard Cohen. No ha dejado de sonar otra célebre adaptación del canadiense, "El vals vienés", de nuevo a cargo de Soleá.
De entre las colaboraciones más extrañas, dentro de la alergia a los convencionalismos que rezumaba Morente, han estado las de Noni López, líder de los "indies" Lori Meyers, con "Vuelta de paseo", y la de la rapera La Mala Rodríguez, a punto de cerrar el espectáculo, con "En un sueño viniste". Recogiendo aún los aplausos por el zapateado prodigioso de Javier Barón al ritmo de "Ciudad sin sueño", ha aparecido Eva Amaral junto a Estrella Morente, para cerrar juntas la velada con "Manhattan", tras dos horas y media de espectáculo para el recuerdo que ha acabado, como reza la máxima flamenca, partiéndose la camisa en recuerdo del que fue una de las más grandes figuras del país.