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Arco se lía con la chapuza del IVA
Poco riesgo, mucha pintura y valores seguros en la 33 edición de la feria
Actualizado: GuardarDucha escocesa en Arco. La 33 edición de la feria de arte contemporáneo alzó ayer el telón confiando en la tímida recuperación de un mercado agónico pero sin ocultar la indignación y el malestar ante una liosa rebaja del IVA que, lejos de ser la panacea que se vendió al sector, se queda a medias y no lo vivifica. «Chapuza», «trampa» «cuento», «filfa», «espejismo» o «bluf» fueron términos manejados por los galeristas para calificar la reducción de IVA del 21 al 10%. Una bajada presuntamente global pero que la letra pequeña dejó en parcial. Solo se aplica a la primera transacción entre artista y galerista. La mayoría de las galerías han de actuar como «revendedores» y facturar al 21%. Si artistas y galerista se reparten la carga, se queda en el 15,5%, aún el doble que en otros países europeos.
El desencanto y la confusión amortiguaron el optimismo forzado en los primeros compases de una feria que, con 219 galerías de 23 países, hoy inauguran los Príncipes de Asturias. Un Arco decididamente conservador, alejado del riesgo que apuesta por valores seguros y fía su éxito a los coleccionistas internacionales de chequera rumbosa. La pintura domina y priman las firmas españolas: Picasso, Gris, Tàpies, Palazuelo, Sicilia, Barceló o Plensa. Sin noticias de Warhol, Jeff Koons o Bacon, hay menos instalaciones, esculturas, apuestas de riesgo, fotos y vídeos que en las últimas ediciones.
Los precios no alcanzan la estratosfera. Hay gangas, desde los 850 euros por una obra gráfica de Dora García, al millón y cuarto de euros que Leandro Navarro pide por un Picasso de 1922, 'Compotier, bouteille et verre'. Casi lo mismo que Edward Tyler reclama por una pintura realizada sesenta años después por el fallecido Keith Haring, 'Untitled. (Dog), a la venta por un millón de euros. Si hay precios más altos, los galeristas callan. «Si Picasso y Haring cotizan a la par, algo no funciona», dice un asiduo visitante de la feria en la que ve «muy poca rebelión y nada de riesgo».
Faltan grandes galerías internacionales como Marian Goodmanm, Barbara Glasdtone, Gagosian o White Cube, y españolas como Carles Taché en una feria que, con el coleccionista nacional desaparecido, lo fía todo a los compradores internacionales. Hasta medio millar son invitados VIP de la organización. Recorrieron ayer los pabellones junto a Tita Cervera, Jaume Roures, Alfonso Cortina, Leopoldo Rodés, Elena Ochoa o Alaska, y directores de museos como Manuel Borja-Villel, Juan Ignacio Vidarte o Gullermo Solana. Ninguno reconoció compras impulsivas y tempranas.
Frente al informe de Art Price, que confirma un desplome del mercado del arte del 60% en España, algunos galeristas detectan una mínima recuperación. «Algo se mueve y hay un interés que quizá se traduzca en más ventas», augura Álvaro Alcázar, que ofrece pinturas de Eduardo Arroyo, esculturas de Anthony Caro y telas recientes de Canogar. Pero carga las tintas contra la «tramposa» rebaja del IVA. «Es un tomadura del pelo, una chapuza. Solo favorece a los artistas que pueden facturar al 10% al galerista». «Debemos facturar al 21%, frente a galerías austriacas, francesas o alemanas, con un tercio de ese IVA» se duele. Le parece «una fantasía» aventurar el aumento de ventas del 30% manejado en la apertura de la feria. También para Manuel Fernández-Brasso la rebaja del IVA «es un cuento». «Un bluf y un engaño que solo genera más confusión», dice el veterano galerista que se estrena en Arco con obras de Palazuelo y Julio Le Parc entre los 25.000 y los 230.000 euros.
Helga del Alvear, alma de la feria, tampoco confía en la «confusa» rebaja. «Para mí es pésimo como galerista: un bluf que me beneficia solo como coleccionista. La medida es un espejismo», resume. «Casi coloco una instalación con fotos de las obras y un papel que dijera al coleccionista: te aconsejo que vayas a los estudios de los artistas, que te sale mejor», ironiza. «Aplicaré el 21% del IVA, que es lo que me ha dicho mi asesor fiscal», dice un indignado Nacho Ruiz, de T20.«Se fomenta que el coleccionista se salte al galerista y compre directamente al artista», lamenta.
Oliva Arauna o Juana de Aizpuru son más clementes. «Los galeristas no somos revendedores, somos primer mercado. Promociono artistas, no soy una marchante y nuestro trabajo no se reconoce», lamenta Aizpuru, fundadora de Arco que facturará el IVA al 15,5 %, «lo justo según está la ley». También defiende la bonanza de la rebaja Carlos Urroz, director de Arco que la juzga «muy positiva». «Cada uno aplicará lo que le parezca, pero está claro que con la ley en la mano se podrá aplicar el 15,5%», argumenta Urroz que cifra sus esperanzas en el Ley de Mecenazgo.