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Un grupo de manifestantes se protege con escudos. A la izquierda, un herido es evacuado de la plaza de la independencia de Kiev. :: EFE / AFP
MUNDO

«A Yanukóvich no le obedecen ni los militares»

El cese de dos altos cargos del Ejército ucraniano y la presión de los opositores debilitan al presidente

RAFAEL M. MAÑUECO ENVIADO ESPECIAL
KIEV.Actualizado:

«Esperamos que intenten en cualquier momento desalojar la plaza, pero no lo van a conseguir», sostiene Álex, un joven que trabaja en el almacén de una empresa austriaca y ayer acudió a la plaza de la Independencia, el renombrado Maidán. Junto a él, Liubomir, un estudiante de Derecho, cree que las cargas de los antidisturbios no han logrado hasta ahora echarles de allí porque «no están motivados, tienen miedo de que, si cambia la tortilla, puedan acabar ante un tribunal por acatar las órdenes de un criminal como Víctor Yanukóvich», el presidente ucraniano.

Álex y Liubomir llevan la cabeza protegida con cascos de albañil, pero, a diferencia de los llamados 'grupos de autodefensa', no portan palos ni ningún otro objeto contundente. Creen que el Ejército no intervendría aunque recibiese la orden de hacerlo. «A Yanukóvich no le obedecen ni los militares, ni muchos policías porque detenta el poder de forma ilegítima desde el momento en el que se valió del Tribunal Constitucional para abolir la Constitución de 2004 sin votación en el Parlamento». Ayer precisamente, se hizo pública la destitución del jefe del Estado Mayor del Ejército ucraniano, el general Vladímir Zamana, y del comandante en jefe de la Armada, el almirante, Yuri Ilín. Con ellos ya son tres los altos mandos militares cesados desde el comienzo de la crisis.

El aspecto que ofrece actualmente el Maidán tras los sangrientos enfrentamientos del martes y de ayer por la mañana, se asemeja al de una ciudad que acaba de sufrir un ataque con bombas incendiarias. La Casa de los Sindicatos, que hasta el martes había sido el cuartel general de la oposición, ardió por la noche y toda su fachada ha quedado chamuscada y las ventanas sin cristales. También el pavimento, en los pocos sitios en donde aún quedan adoquines, está completamente negro.

«Operación antiterrorista»

Los manifestantes hacían ayer acopio de piedras y trataban de reforzar sus flácidas barricadas. Al haberse construido estas barreras con sacos rellenos de nieve y al registrarse en estos días temperaturas por encima de los seis grados sobre cero, se están derritiendo. Álex está convencido que el martes hubo más de los 26 muertos anunciados oficialmente y cree que «los disparos vinieron del lado de la Policía».

El Gobierno, sin embargo, acusa a los activistas del Maidán de poseer armas de fuego y de haberlas utilizado contra los antidisturbios, diez de los cuales se cuentan entre los muertos contabilizados en las últimas horas.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), según explicó su portavoz, Alexánder Yakimenko, inició ayer una «operación antiterrorista» a través de todo el país para detener la toma de edificios oficiales y depósitos de armas. «Estamos ante una creciente escalada de la violencia con el uso generalizado de armas por parte de grupos de orientación extremista», dijo Yakimenko en referencia a lo ocurrido en Lvov y en otras localidades del oeste de Ucrania.

Por primera vez, desde el comienzo de las movilizaciones, ayer se pudo ver en la Kreshatik, la avenida que atraviesa el Maidán de este a oeste, tiendas y cafeterías ocupadas por los manifestantes. Los servicios de orden de la revuelta, que antes tenían su sede en la Casa de los Sindicatos, se han trasladado ahora a los almacenes VD One. El Ayuntamiento de Kiev, que el domingo fue devuelto a las autoridades, está ahora otra vez en manos de la organización ultranacionalista Svoboda (Libertad).

El metro de la capital ucraniana continuaba ayer sin funcionar y en todos los accesos a la urbe han sido instalados controles policiales para, según explicó un agente, «impedir que llegue gente masivamente en apoyo de la revuelta o camiones con armas».

Los únicos lugares del centro de Kiev en donde la presencia policial era ayer patente, al menos hasta la caída de la noche, eran la plaza de Europa y las calles Grushévskaya, desde donde se accede a las sedes del Gobierno y del Parlamento, y la Institútskaya, a unos pasos del edificio de la Presidencia. A última hora de la tarde, en la barricada que mira hacia el cordón de antidisturbios situado en la plaza de Europa, volvieron a quemarse hileras de neumáticos.