El Betis, contra diez durante una hora, paga su desidia, su falta de pegada y un error arbitral
El equipo verdiblanco fue rematado con un penalti inexistente en el tramo final
Actualizado:Con el ambiente muy enrarecido en el seno del colista de la Liga y un malestar creciente de la afición contra la directiva y el equipo, reflejado en pitos incluso con 1-0 en el marcador, el Betis fracasó en un Villamarín semivacío, donde pagó su desidia tras el descanso, su falta de pegada y un error arbitral. El equipo sevillano, en el debut de Gabriel Humberto Calderón en Europa, ni siquiera fue capaz de imponerse a un rival que jugó con diez durante una hora. Al final le remató al Betis un penalti inexistente, porque el derribo de Lolo Reyes, con el árbitro siguiendo la jugada a escasos metros, se produjo fuera del área. De nada sirvieron las protestas de un equipo verdiblanco desquiciado que desperdició una oportunidad inmejorable, cuando todo se le había puesto de cara en la primera parte.
El Betis, que solamente ha podido ganar tres partidos en el campeonato liguero y ya tiene prácticamente los dos pies en Segunda, mejoró por momentos su juego, pero no su estado anímico frente a un Rubin Kazán venido a menos que sacó petróleo, con ayuda arbitral, de una llegada aislada en el tramo final. No aprovechó el Betis el tempranero gol de Dídac Vilà ni su superioridad numérica para cerrar el partido y sellar la victoria para acudir a Rusia con posibilidades de éxito, porque volvió a evidenciar uno de sus mayores males: falta de pegada.
Tuvo el Betis en el primer tiempo fútbol y ocasiones de sobra para haber sentenciado al Rubin tras la autoexpulsión de Prudnikov, que se ganó dos amarillas en un minuto, pero después de ejercer un claro dominio frente a un conjunto ruso al que le salvó su portero en un par de ocasiones, permitió vivir demasiado al enemigo y provocar la ira de los escasos seguidores que decidieron acudir al estadio verdiblanco. Se presagiaba un triunfo cómodo tal y como se desarrolló el encuentro antes de la media hora, pero se pasó de lo que era un triunfo merecido que se quedaba corto, a la incapacidad del Betis para crear juego y generar oportunidades, aparte de mostrar una falta de ambición que le sentenció.