Rajoy: «A veces no moverse es bueno y a veces, malo»
Rechaza, a su manera, las críticas del PSOE sobre su «pasividad» ante la situación política en Cataluña
MADRID.Actualizado:Cada cierto tiempo, Mariano Rajoy reivindica sus raíces gallegas con respuestas parlamentarias plenas de ambigüedad. El presidente del Gobierno rechazó ayer las acusaciones de inacción y pasividad que le dedicaron los senadores socialistas Marcelino Iglesias y José Montilla sobre el debate independentista en Cataluña. Ambos instaron a Rajoy a «moverse» para lograr un acuerdo con Artur Mas y el jefe del Ejecutivo respondió con un trabalenguas: «A veces moverse es bueno y a veces moverse, no; a veces no moverse es bueno y a veces no moverse es malo».
Puso como ejemplo que su táctica de «no moverse y aguantar» fue clave a la hora de evitar la intervención de España por parte de la Comisión Europea. Montilla, sin embargo, reclamó al presidente valentía para buscar una solución a este conflicto en vez de «hacer de frontón y dejar pasar el tiempo». El expresidente de la Generalitat preguntó a Rajoy si no tiene «nada más que ofrecer» además de advertir de que hará cumplir la ley y la Constitución para intentar seducir y convencer a la sociedad catalana de que la independencia no es el camino.
Rajoy eludió desvelar qué piensa ofrecer a los catalanes para que se olviden o pospongan la aventura independentista. Se centró en intentar descifrar su propio galimatías. «¿Moverse es bueno?», se preguntó de manera retórica y aprovechó su respuesta para arremeter contra Artur Mas, sus aliados y contra el PSC. «Hombre, si es para convocar unilateralmente un referéndum, fijar la fecha y las preguntas no es bueno», comentó en referencia al acuerdo de las cuatro fuerzas soberanistas catalanas. Pero apostilló que si con el movimiento se pretende «apoyar el derecho a la autodeterminación, como hicieron algunos en su partido (en alusión al PSC), tampoco».
Rajoy, durante su doble interpelación sobre Cataluña en la sesión de control al Gobierno en el Senado, introdujo un matiz en su argumentario sobre el debate catalán. Incidió que una de sus prioridades y de Hacienda es solventar los problemas de liquidez que padece la Generalitat, aunque, a diferencia de otras veces, no responsabilizó de esta precaria situación a Mas, sino a los gobiernos anteriores. El antecesor de Mas fue uno de sus interpelantes, Montilla.
Mariano Rajoy solo mantuvo la firmeza y se dejó de juegos de palabras para defender que todo lo que no sea mantener la unidad de España es una alternativa «muy mala para todos».