Una victoria a golpe de récords
El Este se impuso al Oeste por 155-163 en el ‘All Star’ tras remontar una veintena de puntos en un partido repleto de espectáculo y escaso de competitividad
Actualizado:Más puntos, más asistencias, más triples, más tiros. Más espectáculo. La edición 63ª del ‘All Star’ no pasará a la historia como una de las mejores, ni siquiera como una de las más atractivas, pero deja registros difíciles de igualar. El broche del fin de semana más mediático del año de la NBA contó con los alicientes esperados y careció de aquello con lo que ya no se contaba de antemano. Poca competición y mucha exhibición. Todo según el previsto guión de puro estilo ‘hollywoodiano’ escrito por el nuevo mandamás, Adam Silver.
Lo de menos en esta película era el resultado, por mucho que LeBron James, uno de los astros de la Conferencia Este, asegurara que le preocupaba más romper la racha de tres derrotas consecutivas ante el Oeste que lograr su tercer trofeo de Jugador Más Valioso (MVP) en la cita entre los supuestas 24 figuras más importantes del baloncesto mundial. Cierto es que ‘King James’ consiguió su objetivo ya que los hombres dirigidos por Frank Vogel, entrenador de los Pacers, se impusieron por 155-163 tras remontar una diferencia que rondó la veintena.
El ‘Partido de las Estrellas’ quedará como el choque de los récords. Se batieron casi una decena de marcas históricas en un duelo que, sin embargo, no pudo presumir del aroma de los enfrentamientos de décadas pasadas, aquellos en los que el lema ‘I love this game’ no sonaba a una mera frase hecha.
Pero esto no quiere decir que el ‘All Star’ actual no merezca la pena. Siempre da gusto ver a algunos de los mejores atletas del planeta machacar el aro con profusión, torpedear al rival desde distancias tan alejadas que la canasta se convertía en un minúsculo ojal por el que debía atravesar un balón transformado en una pelota de playa, o marear al adversario con habilidades y malabarismos más propios de las pistas del Circo del Sol que de una cancha de baloncesto.
Además, el gran evento del fin de semana estuvo trufado de actuaciones musicales de todo tipo, fastuosos juegos de luces y sonidos, millones de confetis, mascotas hiperactivas o ilustres aficionados. Hasta hubo tiempo de celebrar los 80 años de uno de los más grandes de todos los tiempos. Bill Russell, ‘el señor de los anillos’ -ganó once títulos en su carrera como miembro de los Boston Celtics-, recibió el homenaje de las estrellas actuales y de algunas pasadas. La NBA se preocupa de cuidar a sus viejas glorias, parte importante del aura mítica y del barniz de prestigio que rodea a la mejor liga del mundo.
Sobre el parqué, embutidos en las discutidas camisetas de manga corta, los jugadores deleitaron a los presentes en el Smoothie King Center de Nueva Orleans. Primero fueron los componentes del Oeste los encargados de animar al público, con Kevin Durant y Blake Griffin a la cabeza, y parecían convertir el choque en un monólogo de los pupilos de Scott Brooks.
Marcas históricas
Pero en la segunda mitad, Kyrie Irving lideró a las hordas del Este hacia un triunfo inesperado. El base australiano de los Cavaliers se puso al mundo por montera desde sus arrogantes 21 años y, en unos minutos de fábula, se llevó el duelo estelar y el MVP con sus 31 puntos y 14 asistencias.
Entre salidas fulgurantes y remontadas imposibles, las marcas se fueron acumulando por el camino. Así, los 318 puntos resultantes de la suma final de los dos equipos es la mayor anotación de un ‘All Star’, superando los 303 de la edición de 1987; mientras que los 163 del Este es la cota más alta jamás alcanzada por uno de los contendientes en este evento. Además, Durant y Griffin, con 38 puntos cada uno y récord de tiros convertidos por parte del de los Clippers, se convirtieron en la pareja más letal de la historia y se colocaron con los terceros máximos anotadores en un ‘Partido de las Estrellas’ tras Wilt Chamberlain (42 puntos en 1962) y Michael Jordan (40 en 1988).
También Carmelo Anthony se hizo un hueco en el libro de los hitos y dejó en ocho el tope de triples anotados en un encuentro en el que se pudieron contar cien intentos desde esa distancia y se contabilizaron hasta 88 asistencias.
Así, entre números y más números que ya han pasado a formar parte de la historia del ‘All Star’, Nueva Orleans cerró un mágico fin de semana en el que disfrutó de algo de baloncesto y de uno de los mayores espectáculos del mundo.