El relevo de Renzi se ralentiza
Actualizado:Italia pasó ayer uno de esos días tontos que siguen a las caídas de sus gobiernos. Son los trámites necesarios de transición: decenas de jefes y jefecillos de partidos desfilando por el despacho del presidente de la República a decir lo que piensan en la ronda reglamentaria de consultas. Giorgio Napolitano, a sus 89 años, hizo un esprint de reuniones para cumplir su parte y a las ocho de la tarde salió un poco cansado a decir que ahora dejará «tiempo y serenidad a quien recibirá el encargo» de formar Gobierno. Aunque a última hora de anoche aún no había dicho quién era. Es un guión ya escrito, pero hay que representarlo. Como sabe todo el mundo el candidato a primer ministro es Matteo Renzi, del Partido Demócrata (PD), que ha forzado la dimisión de su colega, Enrico Letta, porque prefiere mandar él tras ganar las primarias de su formación hace dos meses .
Sin embargo en ese guión previsible y que, según la tabla de marcha, debía completarse a toda velocidad, empezaron a aparecer ayer los primeros imprevistos, aunque es algo que se podía imaginar. Los tiempos a lo mejor no son tan rápidos y ya se habla de que el actual alcalde de Florencia tomaría posesión, no hoy como se pensaba, sino mañana o pasado, con un voto de confianza en el Parlamento entre el jueves o el viernes. Se prevé que Napolitano le encargue oficialmente la tarea hoy y se dedique un par de días a sus propias consultas y negociaciones.
El ritmo se ha ralentizado, sobre todo, porque el socio que necesita Renzi para tener los números en el Parlamento, el Nuevo Centro Derecha (NCD) de Angelino Alfano, ha optado por hacerse el díficil. Nadie duda de que es una comedieta que deben representar para no parecer que caen rendidos a sus pies, pero es con estas pantomimas con las que se pierde el tiempo y se complican luego las cosas en Italia. Si se fuera mañana a las elecciones NCD tendría serios problemas para no desaparecer. Es una escisión del partido de Silvio Berlusconi que nació para salvar el Ejecutivo cuando el 'Cavaliere' se largó en noviembre. Se ignora su peso electoral, pero se conoce bien el carisma de Alfano, equiparable al de una ameba. No obstante, ayer hicieron como que no tienen miedo a las urnas y exigieron contrapartidas. «No garantizamos un final feliz», llegó a decir Alfano, que pidió al menos 48 horas para pactar un programa. Advirtió que no admitirían «una coalición inclinada a la izquierda» y querían «una presencia grande y visible», es decir, ministros.
Será interesante ver cómo lo resuelve Renzi, porque suele sorprender. No se descarta un órdago para ver si Alfano tiene agallas de retirarse y precipitar unos comicios anticipados. Por lo pronto Renzi pasó ayer el día en Florencia preparando su lista de ministros y en muchas quinielas se ningunea tangiblemente a NCD. El potencial primer ministro tuvo reuniones curiosas para asesorarse con gente un poco distinta de lo habitual: el escritor Alessandro Baricco, que habría rechazado ser ministro de Cultura; el consejero delegado de la marca óptica de lujo Luxottica, Andrea Guerra; el empresario Diego Della Valle, dueño de la fima de zapatos Tod's y florentino como él; el popular periodista Enrico Mentana, presentador de un informativo, o un hombre de confianza de Berlusconi como el periodista Carlo Rossella. También se baraja el nombre de Luca Cordero de Montezemolo, presidente de Ferrari. Por la tarde se fue al estadio a ver el Fiorentina-Inter.
Las demás fuerzas políticas ya se han tomado posiciones. Forza Italia, de Berlusconi, estará en la oposición, pero garantizó su apoyo para lo que ya ha pactado con Renzi bajo la mesa mientras Letta aún era primer ministro, un nuevo sistema electoral y algunas reformas institucionales. El cómico contestatario Beppe Grillo ya ha puesto a parir a Renzi como un trepa sin escrúpulos y su Movimiento Cinco Estrellas (M5S) estará en la oposición. La Liga Norte, el partido separatista de la fantasmagórica Padania, ni fue a la ronda de consultas porque le parece todo una farsa, aunque ya verán luego si apoyan algunas medidas que les gusten.
Paradójicamente, o no tanto, vista la tradición fratricida del PD, cuyo último logro es precisamente la liquidación de Letta después de diez meses, aparecieron más problemas en el propio partido de Renzi. Pippo Civati, líder de una minioría más izquierdosa y que participó en las primarias, está muy quemado. Hasta dejó caer que quizá no apoye su investidura y habría al menos otros cinco senadores con las mismas dudas. Lo último que les ha inquietado, y ya es un nuevo culebrón maquiavélico que augura nuevas diversiones, son los rumores de que Renzi trama ya pactar con Berlusconi y deshacerse de Alfano.