Acusan de homicidio a diez organizadores de la Love Parade que acabó en tragedia

El pliego de acusación presentado ayer por la Fiscalía de Duisburgo habla de homicidio involuntario en 21 casos y más de 500 afectados de lesiones físicas por imprudencia. A esos cargos se enfrentan las diez personas a las que se responsabiliza de la catástrofe ocurrida el 24 de julio de 2010 cuando la Love Parade, la mayor fiesta europea de música tecno, acabó en tragedia al producirse un embudo en las rampas de acceso al recinto, donde perecieron aplastados 21 jóvenes y centenares de ellos resultaron heridos de distinta consideración. Entre los fallecidos se encontraban las españolas Clara Zapater y Marta Acosta, ambas de 22 años y estudiantes de Psicología y Filología Inglesa, respectivamente, en la cercana universidad de Münster.

La acusación apunta a cuatro miembros de la empresa Lopavent, organizadora de la Love Parade, y seis funcionarios del Ayuntamiento de Duisburgo, en la Cuenca del Ruhr. Libres de acusación han quedado tanto la Policía, como el gerente y máximo responsable de Lopavent, Rainer Schaller, y el que fuera entonces alcalde Adolf Sauerland, obligado a dimitir por referéndum popular tras resistirse durante meses a asumir toda responsabilidad, tan siquiera la moral, por lo sucedido en la tarde de aquel sábado trágico.

Tras más de tres años y medio de investigaciones en las que interrogaron a más de 3.500 testigos y visionaron 900 horas de imágenes de vídeo, la fiscalía local ha llegado a la conclusión de que los accesos de entrada y salida al recinto festivo eran inadecuados para hacer frente a la enorme masa humana. Más de un millón de personas trataron de apretarse en un recinto con capacidad para 300.000. La trampa mortal fue el túnel y rampa de acceso al lugar del festival de 100 metros de largo y 16 metros de ancho en el que se produjo la avalancha y centenares de jóvenes fueron aplastados y pisoteados.