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La derecha francesa también quiere cupos de inmigrantes

FERNANDO ITURRIBARRÍA CORRESPONSAL
PARÍS.Actualizado:

La derecha francesa, en sus versiones moderada y ultra, coincidió ayer en la conveniencia de implantar cuotas de inmigrantes como se ha aprobado en referéndum en Suiza. Los 145.000 franceses que cruzan a diario la frontera para trabajar en la Confederación Helvética expresaron a través de sus representantes preocupación por las consecuencias del voto contrario a la libertad de circulación.

El exprimer ministro conservador, François Fillon, juzgó «perfectamente natural» que los suizos quieran reducir el número de extranjeros en su país y se pronunció a favor de una política de cupos. «Propongo desde hace meses que Francia o Europa adopten el mismo sistema consistente en decidir cada año en función de la capacidad de integración del país -su economía, las viviendas disponibles, los servicios públicos, las escuelas...- cuántos personas exteriores se puede acoger», recordó. «También consiste en elegir los oficios, las cualificaciones y las regiones del mundo para tener una inmigración equilibrada y armoniosa», añadió.

Fillon, diputado de la UMP, opinó que la integración de los inmigrantes asociada a una adhesión al proyecto francés era la gran fuerza del país. «Pero eso se ha roto debido al elevado número y hay un problema de bloqueo», observó. «O Europa se dota de una política de inmigración seria o no podrá impedir que los estados lo hagan», advirtió.

Más a la derecha, Marine Le Pen se congratuló de que los suizos quieran «poner en marcha la política de cuotas y preservar su prioridad nacional». «Han mostrado mucho sentido común y me gustaría que les siguiéramos. Si hubiera en Francia un referéndum sobre este mismo tema, los franceses votarían con mucha holgura por el fin de la inmigración masiva», valoró la presidenta del Frente Nacional, partidaria de controles fronterizos a los flujos migratorios. «No se trata de poner una pared sino una puerta que se abra o se cierre según el interés del pueblo, lo que se llama la soberanía», enunció.

Desde el Gobierno de izquierdas, el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, estimó el resultado de la consulta helvética preocupante y una mala noticia para Europa y también para Suiza, «porque el repliegue la va a penalizar». Por su parte, Harlem Désir, líder del Partido Socialista, percibió «el síntoma de una escalada de los populismos nacionalistas, incluso en las sociedades opulentas, agitadas por una muy fuerte corriente de repliegue».