LOS BUENOS LÍDERES
Actualizado:He de decir, así entre nosotros, que no me gustan nada esos bolos de consultoría a que tan aficionados son los departamentos de recursos humanos. O eran, antes de que la crisis demostrara cuán prescindibles resultan. Esa especie de 'coatching' profesional viene a ser como la autoayuda, una nueva forma de dominación -he leído en alguna parte- que termina por decir que todo lo que te pasa es culpa tuya.
Pero sí hay algo en lo que estos teóricos de la 'construcción del liderazgo' tienen razón: es fundamental que el dirigente se ocupe de su sucesión, de dar oportunidades de crecimiento a los subordinados, de 'crear cantera' y contemplar el escenario del 'día después' de uno mismo.
Lo cuento por aportar una perspectiva nueva al supertema del momento, o sea, quién va a dirigir el PP-A. En un clima de suspense creciente, con el tic-tac de la cuenta atrás en el aire, es evidente que los líderes del partido con mayor poder en este momento han hecho mal las cosas y han llevado a su formación a un escenario complejo e innecesario. El resultado, si bien se mira, es asombroso: el partido más votado en Andalucía, con el mayor poder de su historia, se encuentra ahora mismo descabezado, sumido en la incertidumbre y alborotado como nunca.
Es inevitable comparar esta situación con el relevo en el PSOE-A y el diseño de la operación realizado por José Antonio Griñán. Sorprende además este ambiente levantisco en un partido como el Popular, hasta ahora tan disciplinado y monolítico. No es que en el PP-A no supieran que tenían encima el relevo, porque era público y notorio que Juan Ignacio Zoido no quería seguir. Pero mientras en el primer caso se hizo con éxito en la eleccion del nombre y en los tiempos, en el PP-A el lío es monumental. ¿Encontrarán los populares su Susana Díaz?, ¿se irá su Griñán a algún limbo senatorial y dejará de interferir (palabra de Zoido)?, ¿podrán hacer su propia estrategia, sin depender de Madrid y sus particulares movidas? La solución, a no tardar.