Presentación del manuscrito de 'La Colmena' en la Biblioteca Nacional. :: EFE
Sociedad

El zumbido lésbico de 'La Colmena'

Cela escribió para su novela escenas de sexo entre mujeres que ni siquiera entregó a la censura

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Camilo José Cela escribió pasajes de sexo entre lesbianas para su novela 'La Colmena'. Se trata de fragmentos que nunca vieron la luz y que ni siquiera fueron entregados a la censura. Un manuscrito donado a la Biblioteca Nacional certifica que el escritor alumbró escenas de «alto voltaje sexual y erótico», según la prolija descripción que hace del documento Adolfo Sotelo, catedrático de Historia de la Literatura Española de la Universidad de Barcelona. No es descabellado pensar que las líneas más deliberadamente lúbricas fueron un señuelo para distraer a la censura y salvar lo importante. Muchos escritores, acostumbrados a burlar la tijera del corrector, ofrecían «carnaza para mantener la carne», como decía Torrente Ballester.

Sabido es que Cela era un erotómano declarado. Suyo es el 'Diccionario secreto', un tratado lexicográfico de dos tomos sobre la sexualidad y el erotismo que gozó en su día de amplia difusión. La aparición por sorpresa de estos lances lésbicos corrobora la obsesión del escritor por el sexo, una obsesión que en la España gris de los años cuarenta era imposible que se plasmase en papel.

De acuerdo con Sotelo, Cela debió de entregar el manuscrito, de apenas diez hojas, al hispanista Noël Salomon, con el propósito de que se percatara del ensañamiento de la censura con su obra. No en vano la pudibundez de la época no dejó que se publicaran algunas frases, que aparecen tachadas en rojo en los papeles descubiertos. Con trazo enérgico el censor marcó con una cruz una alusión a las costumbres masturbatorias de la juventud. Dice así: «Cientos y cientos de bachilleres caen en el íntimo, delicadísimo vicio solitario». Tampoco a los que velaban por la moral pública les pareció conveniente que se imprimiera esta descripción: «Pura, la muchacha que está medio mala, mira para Martín y le sonríe. Es una mujer muy joven, monísima, delgadita, un poco pálida, ojerosa. Tiene cierto aire de virgen viciosilla».

Para el experto en el Nobel español, el grueso del manuscrito es una parte de la copia que Cela presentó a la censura el 7 de enero de 1946 con la intención de ceder el original a Carlos F. Maristany, que dirigía Ediciones el Zodiaco, para su publicación. Fue un intento infructuoso, pues a los dos meses Cela recibió la noticia de que su novela no contaba con autorización para que se diera a la imprenta.

Cela mantuvo una lucha sin cuartel con la institución censora para que 'La Colmena' obtuviera el plácet de los guardianes del decoro. «Perdí todas las batallas con la censura, menos la última», dijo el autor, quien en un momento de desesperación a punto estuvo de quemar un fajo de cuartillas de la novela a causa de las sucesivas prohibiciones. Sin embargo, llevó a la práctica su lema, 'quien resiste, gana'. 'La Colmena' vio la luz en 1946 en Argentina y en España en 1951. El censor eclesiástico se cebó con el texto, dado que atacaba el dogma y la moral y tenía un «valor literario escaso». El censor laico, Leopoldo Panero, buen amigo de Cela, intentó, no obstante, salvar la obra. De acuerdo con Sotelo, la novela se iba llamar al principio 'Café Europeo' y Café la Delicia', después.

A la luz del reciente descubrimiento, la viuda del escritor, Marina Castaño, consideró que sería una «idea extraordinaria» publicar una edición completa de la novela, especialmente en 2016, cuando se cumple el centenario del nacimiento del prosista. Sotelo advirtió, sin embargo, que si saliera una nueva edición con todo este material sin censurar habría que acotar en un apéndice las partes añadidas y hacer las pertinentes indicaciones al lector.

Annie Salomon, hija del hispanista francés, encontró el manuscrito cuando menos lo esperaba. Iba a vender una casa de campo que perteneció a su madre y vació los muebles. En uno de ellos estaba los documentos que había regalado Cela a su padre y del que no tenía la menor noticia. «Lo único que había que hacer era ponerse en contacto con la Biblioteca Nacional, porque el manuscrito era patrimonio cultural de los españoles y era preciso ponerlo a disposición de los investigadores», adujo Salomon, que en mayo de 2013 donó los documento a la institución.

La mayoría de las páginas están mecanografiadas e incorporan correcciones hechas a mano por Cela y tachaduras. También aparece el sello de la censura franquista en varias páginas. Entre las hojas figura un plan detallado que el escritor envió al editor sobre el color que debía tener el lomo y que características debía reunir la cubierta. Nada quería dejar Cela a la improvisación.