
Noche de grandes en el Falla
Actualizado: GuardarViernes de agrupaciones señeras en el Gran Teatro Falla con el Canijo, el cuarteto del Morera que regresa después de un año de descanso con 'Clínica Privada Sana, Sana Culito de Rana', la chirigota de Santoña y la chirigota del Cascana. Abre la sesión el coro Una Morena y otra rubia.
Hoy actúan: Viernes 7 de febrero
Coro Una morena y una rubia
Comparsa Les truand
Chirigota Las divinas de la muerte |
Cuarteto Clínica Privada Sana, Sana Culito de...
DESCANSO
Chirigota Los auténticos cargaores |
Comparsa Los silencios
Chirigota No tenemos pal convite pero...
Comparsa El rata
Así se vivió la sesión de anoche
Agua tapá
San Benigno: «En este mundo no vale la pena ahogarse en un vaso de agua», cantan en el popurrí. Y se llaman ‘Agua tapá’. Es evidente de qué van. Las pocas dudas quedan despejadas en cuanto se abre el telón ¿De buzo? ¿De parado sin prestación? ¿De trabajador acorralado tras el vigésimonono ERE en su empresa este año? Nada de eso. Van de rusos. Está claro. Agua tapá: ruso. Pero hay un forillo que ayuda aún más. Son rusos de submarino, en plan ‘A la caza del Octubre Rojo’. Pero aunque despejan varias preguntas, crean otra: ¿Con ese uniforme de gala entran en un submarino? ¿Están cómodos por esos pasillos diminutos si sólo el gorro el tiene el tamaño de un cubo de playa pero con estrella de cinco puntas, hoz y martillo? Será que no hay calefacción. O que ahí abajo hace mucha humedad. Como en Cádiz. Aprovechan todos los juegos vocales que da el folklore ruso (homenaje al difunto, y pendiente de resurrección, Teatro Pemán). Derroche vocal esté o no perfeccionado. Vistoso y marcial, soviético, imperial y viril. Orgullo de cualquier desfile. Mejor dicho, carrusel. Serán avanzadilla, cuerpo de choque para disfrutarlos. Estándar su primera letra de tango. Valiente la segunda, alertando del retroceso democrático hacia la dictadura. Vuelven a la crítica social en el popurrí. Se les agradece.
San Maligno: Resulta imposible sacarse de la cabeza al Yuyu, olvidar Stalingrado y el agrado mientras se les contempla. Será que soy muy perro, como mi nombre indica. Lo del primer tango, vale que sea de medida y de presentación de tipo, pero lo de que el submarino llegaba a La Caleta se veía venir desde que salieron del Báltico.
Los chicos del tejado
San Benigno: Con ustedes, el presente. Esta comparsa tiene, junto a otras dos o tres, el cartel de relevo confirmado a las grandes de los últimos años. Y lo lleva con soltura. Mira que pesa. Tiene todas las virtudes, resumidas, que han hecho triunfar a las de los nombres conocidos. Su punteado digno de una sinfónica centroeuropea cualquiera. Tiene los barrocos juegos de voces, gusten o no, de las mejores escuadras de Martín o Aragón. Tiene la fuerza para emocionar (con frases unas veces realmente originales, propias) que dieron la mayor gloria a los Carapapa. Tienen ese ritmo, musical y verbal, instrumental y vocal, que hace contagioso todo lo que crea Bienvenido. Puede reconocerse una pizca de cada uno de los mejores grupos de lo que va de siglo en esta comparsa ya instalada entre los favoritos de los jóvenes o de los partidarios de la modalidad. Se plantan como deshollinadores y en la presentación tienen el acierto de recurrir a la banda sonora inmortal, tan pertinente, de ‘Mary Poppins’. En los pasodobles, defendidos sobradamente y con una semicapella que le da aún más brillo, sacan la mayor virtud de una comparsa, la capacidad de conmover, de emocionar. Su primero es una reivindicación de esos grupos nuevos, como el suyo, que amenazan el orden establecido. El segundo, una ceremonia de reivindicación del sector naval, con zamarras de Navantia, pancartas y figurantes de las factorías gaditanas. Se declaran tan terroristas como los que han lanzado piedras o han tirado farolas por reclamar el único trozo de presunta prosperidad industrial que le ha quedado a una Bahía famélica. Se podrá estar de acuerdo o no si se lee con frialdad la letra pero consiguen que eso sea imposible. Pegan, emocionan y ese es el mayor halago que pueden recibir en su modalidad. En el popurrí, que a ratos invita a mover los pies, mantienen el tono reivindicativo. Ni en los cuplés flojean. Lo dicho, el futuro ya está aquí. Y tiene salud.
San Maligno:Pues será verdad lo que dice el tontolaba de antes, será que tiene un poco de cada gran comparsa. Sobre todo, los defectos. Demagogia, voces irreproducibles en un bar, solos, tríos, acordes termonucleares, más complicaciones que un mecano. Todo muy nuevo y, dentro de eso, nada nuevo. No me gustan las comparsas ‘modernas’ ¿Se nota, no? A ti, sí. Pues nada. Tan amigos.
Los recomendaos
San Benigno: El Canijo y el foame han creado escuela. Juntos pueden hacer mucho daño. Por ejemplo, darle vida al botiquín lleno de medicinas caducadas que todo español que se precie tiene. Los botes salen con piernas. Crees que se te ha ido la mano con el Valium y el Optalidón que heredaste de la abuela. Ahí aparecen analgésicos, antiácidos y pomadas cantando. Homenaje a la chirigota del Lobe para que vuelva al Concurso. Ni este año, ya pregonero, hay forma de librarse de que le reivindiquen. Chirigota simple, de siempre. De hecho podría haber salido en 1978 y nadie habría notado nada.
San Maligno:El nivel literario y humorístico -juegos de palabras con las medicinas- fue superado en la mitad de las últimas fiestas de fin de curso en la Bahía. Las de Infantil.
Mejor dentro que fuera
San Benigno: Antes de empezar reparten entre la prensa monederitos de Ubrique con un billete (lamentablemente falso) de 500 euros dentro. Y una nota en la que explican que cumplen el sueño de traer por primera vez en la historia del certamen una comparsa de Ubrique. Vienen a pedir clemencia y la tendrán porque el monederito me hacía falta. Están jugando, disfrutando. Esto tiene una parte de aventura que merece apoyo. Además, se lo ganan con un repertorio correcto, cantado de forma digna, volcado en la denuncia de la corrupción imperante.
San Maligno:Nada más abrirse el telón, varias universidades confirman que se trata de uno de los tres tipos más feos vistos jamás en todos los carnavales del orbe. Mezcla de traje de chaqueta y de preso. De camarero y carta de ajuste antigua, quizás. Y si su sueño era actuar, mi sueño es tener sueño y poder consumarlo. Eso de que el demonio nunca duerme es mentira.
Los contorsionistas
San Benigno:Un tipo original que supera dos inconvenientes grandes: que carece de disfraz (van de parejitas de enamorados, o sea, de nada) y que cantan sentados. A pesar de todo, funciona. Son novios que están en el coche dale que te pego. Da juego para un repertorio muy divertido. Obviamente con gran mayoría de chistes sexuales pero que funcionan para echar un buen rato. No cruzan la frontera del bastinazo repelente y el riesgo, dada la temática, era evidente, enorme. Curiosamente, en los pasodobles sueltan dos de las mejores letras de la noche, en todas las modalidades. Su versión sobre la crisis («¿qué tenemos que rescatar? Esto hay que empezarlo de nuevo») y, sobre todo su crítica a la comparsa resultan de una claridad y efectividad asombrosas. Le dicen a las comparsas que se están equivocando, que no las reconocen, hablan de gritos, de competitividad, piques y amarguras. Grande.
San Maligno:Si de una chirigota impactan los dos pasodobles y pasan casi desapercibidos los cuplés, casi estribillo incluido, es que algo no funciona. Como mínimo, está desequilibrado. Dan la sensación de hacer bien lo más inesperado, lo accesorio, y fallar en lo necesario, lo propio. Incluso rematan el popurrí con una cuarteta de una belleza lírica, poética, insospechada en un grupo así de divertido. Sin embargo, antes dejan al público algo frío en otras partes del repertorio. Da la sensación de que hay mucho talento por ordenar, por pulir, muchas decisiones que cambiar en los ensayos. Pero el material, está. Eso creo yo en mi ignorancia infinita.
Los muertos de Rajoy
San Benigno:La imagen apocalíptica es muy oportuna. Todo el mundo tenía en la cabeza un símil parecido, entre zombies y obreros, entre muertos y trabajadores en fila camino del matadero. Esta agrupación le da forma, imagen. El tipo es chocante y se supone que ese era el objetivo. Los que teman por la pérdida de hábito crítico en el Carnaval pueden descansar. Gran alivio. Esta comparsa es una protesta entera, del nombre al tipo, en la presentación, en el primer pasodoble, en el segundo, en el estribillo, en el primer cuplé. Crítica, crítica, descalificación, reproche, censura, palabras de las consideradas serias, pesadas, de las que suenan a problema, queja y drama. Todo es densidad e intensidad. El que abomine de la frivolidad y la diversión en la comparsa debe buscar el CD a toda velocidad. Que particular el son, antillano, del cuplé. Una música curiosísima.
San Maligno:Convertir en comparsa, en repertorio entero, un argumento único es una pesadez propia de un autor plomizo, dado a buscar fantasmas como corresponde al tipo. Incluso si esa idea se comparte (que Rajoy, su gestión o los dos son desastre absoluto) es indigesto escucharla 65 veces por minuto durante media hora. En el caso, probable y mucho a tenor del clamor, de que sea cierto también demuestra las limitaciones del letrista, que arrastra al grupo al despeñadero del aburrimiento. Demasiado denso. Riesgo de comparsa tristóloga y tristófila, tétrica, aguafiestas. La crítica es básica en la ensalada. Como plato único...
La quinta del buitre
San Benigno:Se supone que soy todo bondad y debo ser sincero. En la presentación parecía tal porquería que se mascaba el inicio del linchamiento paradisíaco y gallináceo. Sin embargo, a golpe de repertorio, punto tras punto, risa detrás de otra, frase afortunada tras giro atinado le dieron la vuelta a la situación. De menos a más, cada copla, cada copa, mejor que la anterior. Tiene mérito. Todo con la palabra.
San Maligno:Por mucho que pegara con su tipo de ligones de discoteca, es un bochorno machista, una humillación sexista, utilizar a mujeres voluptuosas como figurantes, embutidas en trajes tan ajustados que eran incompatibles con la respiración propia. Tan cortos que dificultaban la ajena. Vergüenza. Oprobio. Sobre todo que las sacaran tan pronto del escenario. Especialmente a la más alta, de negro.
Artesanos
San Benigno: Comparsa aferrada a lo tradicional hasta el exceso. Se le agradece el estilo sobrio, la reivindicación desde el tipo hasta el popurrí del comercio tradicional y la militancia contra los grandes almacenes, contra las cadenas y las grandes marcas. Se presentan como artesanos en extinción, acorralados, asfixiados. Puede que sea un mensaje a compartir. El segundo pasodoble fue de lo poco que escapó de la demagogia, de soflama de barra de bar. Al menos no despreció a toda la clásica política y le pidió a la nueva presidenta de la Junta que limpie su partido y las instituciones de «ratas». Fue de lo mejor que cantaron porque deben revisar, más que tonos, música, ritmos o hermosura de las frases, su fondo, la ideología de lo que transmiten, lo que quieren contar, el mensaje. A ratos resultó preocupante.
San Maligno:Lo de tachar de «plaga» a los orientales que abren negocios en Andalucía y acusarles de no pagar impuestos o vender «hasta las muletas de sus padres» es de lo más zafio escuchado en el Falla. Para arreglarlo, dicen que no es culpa de «los chinos». Sonaba como lo de «yo no tengo nada contra los gays, tengo muchos amigos gays pero...». Y los dos cuplés, sacados de la tele. No puedo.