Baloncesto | COpa del Rey

El Valencia impide la sorpresa vitoriana

El Valencia se clasifica para la semifinal en un partido trepidante, tenso e incierto que se decidió con un tiro libre en el último segundo

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Desde el día del sorteo del cuadro de la Copa del Rey el cruce entre el Laboral Kutxa y el Valencia aparecía como el gran duelo de cuartos. Una lucha entre iguales, con resultado incierto. Los dos contendientes dieron la razón a todos los que pensaron que así iba a ser y firmaron un encuentro excitante, tenso, de gran calidad que no conoció el ganador hasta el último segundo.

Nocioni hace ya muchos años que se doctoró en la carrera de baloncesto. A sus 34 años domina los tiempos, el lenguaje y los subterfugios de un deporte en el que siempre ha sido protagonista allá a donde ha ido. Por eso, cuando decidió reconocer antes de viajar a Málaga que su equipo no llegaba «de la mejor forma posible» sus rivales sabían que el argentino sólo estaba desempolvando su vieja piel de cordero. La clasificación del Laboral Kutxa supuso una mala noticia para sus siete compañeros de viaje.

Pese a su trayectoria irregular en la Liga, los de Sergio Scariolo son un adversario temible en un duelo en el que el todo y la nada dependen de cuarenta minutos. El Baskonia llegaba a la ciudad costasoleña como el tapado del torneo, como el invitado a una fiesta en la que no debe ser protagonista pero del que todos desconfían porque temen que podía acabar llevándose a la reina del baile. Mejor verle fuera cuanto antes que dejar que coja confianza. Las doce semifinales consecutivas en la Copa suponían un aviso a navegantes. Da igual cómo venga. El conjunto alavés siempre está ahí.

Perasovic lo avisó: «El Laboral Kutxa tiene la capacidad suficiente como para proclamarse campeón y que a nadie le sorprenda». Pero los sorprendidos fueron sus jugadores. En cuanto la eliminatoria más atractiva de los cuartos de final comenzó a rodar, el 'Chapu' mudó la piel. De cordero a lobo. Con Tibor Pleiss de lugarteniente, lideró el preclaro ataque vitoriano y alentó a los suyos en defensa. El pívot alemán era el jugador más temido por los valencianos. Tiene mucha altura, un físico contundente y una calidad incuestionable y hay pocos pares capaces de contenerle cuando va hacia el aro.

La táctica de Scariolo estaba clara. Los ataques de los suyos debían pasar incuestionablemente por el poste. Mientras, Nocioni también sumaba. Puntos, rebotes, asistencias... presencia. La mejor versión de la temporada del Laboral Kutxa dominaba al mejor Valencia de la historia. Llegó a mandar en el partido hasta por 13 puntos (32-45) cuando la primera mitad tocaba a su fin.

Los de Perasovic se mantenían vivos pese a las continuas dentelladas de los vascos a base de aportación coral. Hasta nueve jugadores sumaron puntos para seguir aferrados al partido. Un momento de inspiración de Lafayette les permitió rascar de golpe hasta colocarse a tres puntos (48-51). Los valencianos no dejaban de 'hacer la goma'. Iban y venían. Pero los de Scariolo tenían claro que si confiaban en su guión hasta el final, la guerra sería suya.

Perasovic pidió a los suyos un intento más. Y sus pupilos decidieron hacer caso por fin para aplicarse y culminar la remontada. Un parcial de 0-10 igualó el choque (62-62). Siete minutos y un nuevo partido por jugar. La profundidad del banquillo del Valencia contra el gen ganador que acompaña al Baskonia desde hace ya algunos lustros.

Pleiss cometió la quinta falta cuando aún restaban cinco minutos de batalla. Pero, sin el gigante germano sobre la pista, a Doellman y compañía se les encogió la mano y no acertaron con la canasta que les pusieran definitivamente por delante en las numerosas ocasiones con las que contaron. Pese a que el aplastante dominio en el rebote les daba segundas y terceras opciones de anotar, no acababan de romper la tapa invisible que protegía el aro de los vascos.

Finalmente, la estrella americana taronja logró lo que parecía imposible. Faltaba un minuto y medio y el Valencia tomaba el mando (71-69). No fue suficiente para acabar con su orgulloso contrincante, apoyado por una afición entregada. Y el partido se tuvo que decidir con una falta sobre Rafa Martínez muy discutida por el banquillo vitoriano cuando sólo restaban cuatro décimas y el choque marchaba empate a 73. Cuarenta minutos decididos en lo que dura un suspiro. El escolta anotó el primero y tiró a fallar el segundo para certificar el triunfo ante un Laboral Kutxa que dio más valor si cabe al pase a la semifinal del aspirante.