«Tenía curiosidad por interpretar un personaje que habla muy poquito»
El veterano intérprete es uno de los grandes favoritos al Oscar por meterse en la piel de un senil padre en la cinta 'Nebraska' Bruce Dern Actor
Actualizado:A sus 77 años, Bruce Dern ha conseguido dejar por una vez su papael de eterno secundario de lujo para convertirse en el protagonista de 'Nebraska' y lograr una de sus mejores interpretaciones. Gracias a su papel de Woody, un malhumorado y senil veterano de la Guerra de Corea que cree haber ganado un millón de dólares en una loteria que en realidad es una estafa, ya ha conseguido ser reconocido en Cannes y ahora opta al Oscar. Una candidatura que le llega 35 años después de 'El regreso'.
-¿Qué le motivó a interpretar 'Nebraska'?
-Tuve la suerte de iniciarme en esta industria de la mano de Elia Kazan y Lee Strasberg. Cuando recibí el guión de 'Nebraska' lo primero que pensé fue que por historias así hago lo que hago y me acordé de ellos, de sus historias. La verdad, pocas veces me ha sido posible, en mis 55 años de profesión, rodar películas de este calibre. El reto, para mí, fue representar lo que estaba escrito en el papel. No quería echar a perder este personaje. Me despertó la curiosidad de interpretar a un personaje en el cual tenía que hablar muy poquito.
-Cuesta creer que este personaje fuera un reto para usted.
-Alexander (Payne) hace películas sobre la gente. El peligro está en sobreactuar el personaje porque sus guiones son una trampa para los actores. Reconozco que en ocasiones he sido culpable de decorar mis interpretaciones para que saliera bonito. Mi ego guiaba la interpretación porque quería que mis personajes sobrevivieran sin ser protagonistas. Cuando no eres el líder te inventas detalles para mantener el personaje vivo, a veces añades cosas que no le pertenecen y te pasas. En este caso quería ser fiel al Woody que Alexander tenia escrito en el guión.
-¿Qué le gusta de su personaje?
-Sus silencios. Él elige no hablar. Desde el principio uno entiende que esa es su decisión porque su indiferencia no le permite darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor. El reto fue mantenerme indiferente pretendiendo ser autentico y real.
-Usted creció en el medio oeste norteamericano, como el personaje.
-Sí. En Winnettka, al norte de Chicago. Teníamos que andar durante una hora para encontrarnos con la gente del campo. Lo que destacaría del medio oeste es la integridad y la honestidad de sus habitantes. Por alguna razón son gente muy justa y esa es una cualidad que admiro por encima de todo lo demás. Si hay una cualidad destacable de mi personaje Woody es que es un hombre justo.
-¿Cómo es Alexander Payne?
-Un director único, me faltan palabras para clasificarlo. Ha sido un privilegio trabajar a sus órdenes. Un tipo que insiste e insiste cuando quiere que un actor trabaje con él. Alexander es cercano, natural, honesto. No me parece un hombre manufacturado por Hollywood.
-¿Qué quiere decir?
-Siempre está presente. No se esconde en otra habitación tras un monitor, no está colgado del teléfono atendiendo miles de cosas. Está con los actores, con el equipo, comparte lo que ve y trabaja sobre el guión para corregir defectos. No viene a decirte cómo tienes que actuar, porque sabe que tú puedes actuar. Yo, como cualquier interprete, necesito dirección, la diferencia es que con este filme no he querido actuar, sino convertirme en una persona real.
-¿Cuál es la diferencia entre actuar y pretender ser una persona real?
-En este caso he tenido que absorber el personaje tanto que me he convertido en él. Cuando tienes un director que te permite tomarte tu tiempo, que te cuenta la historia, dejas de hacer una interpretación, de ofrecer una versión para meterte realmente en tu papel.
-Parece orgulloso de su trabajo en 'Nebraska'.
-Lo he dicho ya cien veces. Cuando vine a Hollywood por primera vez tuve la oportunidad de trabajar con leyendas del cine como John Wayne, Bette Davis, o Robert Mitchum, actores inmensos. En 'Nebraska' no hemos utilizado la pantalla como un cuadro sino como un momento de la vida. Todas las escenas, ya sea en la cocina, en la sala, en la habitación del hotel son honestas, reales. Alexander nos ha dado la oportunidad de conectar con los personajes de forma orgánica, por eso este filme es bueno.