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ESPAÑA

Rubalcaba afirma que mantendrá los pactos de Estado con Rajoy

El líder del PSOE achaca los duros ataques del jefe del Ejecutivo al deseo de unir a un PP roto contra un enemigo externo

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Alfredo Pérez Rubalcaba ha acusado el golpe de los duros ataques personales que anteayer le dedicó Mariano Rajoy durante la convención del PP en Valladolid. Tanto que ayer salió a responder personalmente a la acusación del jefe del Ejecutivo y convocó una inesperada conferencia de prensa para tildarlo de autoritario. «Que no me mande callar a mí, que, por cierto, no me voy a callar -dijo-, y que hable con los españoles a los que sus políticas coloca en un escenario de sufrimiento».

El secretario general del PSOE siempre admite que la situación económica ha mejorado y acostumbra a insistir en que su partido siempre se alegrará de que las cosas vayan bien a España esté en el Gobierno o en la oposición. Pero lo que no concede al Ejecutivo del PP es que el mérito sea suyo. Lo atribuye, fundamentalmente, al Banco Central Europeo -las famosas declaraciones de Mario Draghi en julio de 2012: «El BCE hará todo lo necesario para sostener al euro y, créame, será suficiente»- y a la decisión de la Comisión de flexibilizar el calendario para la reducción del déficit.

«Los socialistas -insistió- siempre nos vamos a alegrar de la mejoría, pero para algunos colectivos lo peor está por llegar; por ejemplo, para los pensionistas porque en los próximos diez años van a ver disminuir su poder adquisitivo; para los estudiantes, que van a perder sus becas; para los enfermos crónicos, que tendrán que pagar por sus medicamentos; para los que verán cómo bajan sus salarios...». Esa fue su respuesta a la exigencia de Rajoy, que sin rodeos le había espetado el día anterior un «tú eres parte destacada en la causa de este calvario, o te callas o reconoces el mérito de la gente».

Asuntos internos

El líder de la oposición, en todo caso, se mostró convencido de que el reproche tenía menos que ver con su propia actuación que con las necesidades de Rajoy de pacificar a sus huestes y reparar el daño hecho por las discrepancias internas en cuestiones ideológicas sustanciales -desde la política antiterrorista al aborto, pasando por los recortes en Sanidad- las deserciones y la aparición de un partido que puede robarle espacio a la derecha, Vox. «Tiraron de manual -dijo-, una buena andanada contra los de fuera suele ser lo que más une a los de dentro».

La brecha que abre este episodio entre dos políticos que hasta ahora no han sido especialmente broncos no es, aun así, tan grave como para limitar la posibilidad de llegar a acuerdos en cuestiones básicas o de Estado. Al menos, esa es la intención del responsable del PSOE. Tanto en lo que se refiere a la gestión del final de ETA como en los intentos de pelear ante Bruselas un marco general que suavice las exigencias de austeridad, Rubalcaba aseguró que mantiene la mano tendida, «diga lo que diga el presidente».