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ESPAÑA

Los populares eluden la corrupción en el primer cónclave sin Bárcenas

El ministro Luis de Guindos reconoce que el rescate hubiera supuesto un fracaso político para el Gobierno

A. MONTILLA
VALLADOLID.Actualizado:

Pese a que es la primera convención nacional que celebra el PP desde que estalló el 'caso Bárcenas', la dirección popular eludió abordar la corrupción política, que es el segundo asunto que más preocupa a los españoles, según el CIS. Ni una sola mención ni respuesta a las acusaciones que formuló el extesorero del PP, que continúa ingresado en prisión, sobre la existencia de una supuesta caja B en Génova, con la que se pagaban sobresueldos a los principales dirigentes de la formación de centro derecha. El que más se ha acercado a este espinoso asunto fue el vicesecretario de Ideas y Programas, Esteban González Pons.

Tras asegurar que los partidos se forjan en grandes empeños colectivos mientras que los pequeños suelen quedarse en proyectos personales -todo un dardo para formaciones como Vox, UPyD o Ciutadans-, Pons espetó, de forma genérica, que «hemos cometido errores, entiendo lo que habéis sentido nuestros afiliados, y, por eso, con humildad hemos perdido perdón y tomado medidas». «No volverá a ocurrir -remachó-, porque un partido es también el espejo en el que quieren mirarse sus votantes».

La dinámica de una convención está menos encorsetada que la de un congreso nacional. La de Valladolid se recordará por los diálogos entre ministros y barones territoriales, en el espacio Ágora. La organización emparejó a Esperanza Aguirre con Luis de Guindos. La presidenta de los populares madrileños insistió en la necesidad de bajar de manera urgente la carga impositiva sobre la clase media española. El ministro de Economía no entró al trapo y mantuvo su guión. Reconoció que un rescate hubiera supuesto un fracaso político para Mariano Rajoy y la perdida de autonomía de un Gobierno con mayoría absoluta, porque la Comisión Europea marcaría la política económica del país.

De Guindos reconoció que los primeros meses fueron duros. Contó una anécdota que le pasó en un encuentro de ministros de economía europeos, cuando un colega le preguntó si lograba conciliar el sueño. «Yo le respondí que dormía como un niño, que se despertaba a las dos de la madrugada y se pasaba el resto de la noche llorando», recordó. El titular de Economía aseveró que lo peor ha pasado y que ahora se puede decir que «España ha vuelto».

Mucho más relajado fue el cara a cara entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, y el presidente de Extremadura, José Antonio Monago. Pese a sus críticas a la reforma de la ley del aborto que impulsa el Gobierno de Mariano Rajoy, Monago fue uno de los más aplaudidos de la tarde. En su tono campechano, recurrió a la historia para mostrar su particular visión sobre el pulso soberanista de Artur Mas. Narró que el canciller Bismarck preguntó cuál era la nación más fuerte de Europa y le respondieron que España, «porque llevan varios siglos intentando destruirse entre ellos, pero no lo logran».

Elecciones europeas

En el cónclave se habló mucho de las elecciones europeas del 25 de mayo, pero nada de la persona que encabezará la candidatura del PP. Salvo sorpresa mayúscula, Rajoy tampoco desvelará este secreto durante su discurso de clausura. «Sencillamente, no toca», comentó María Dolores de Cospedal.

Ni siquiera salió el tema a colación en el almuerzo que mantuvo el presidente del PP con los ministros y los barones territoriales que acudieron a Valladolid. El favorito en las quinielas, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, volvió a insistir en que su jefe de filas no había hablado con él de este asunto. «Miguel se sabe lo de Europa», comentó el jefe del Ejecutivo en una reciente conversación informal con periodistas. «Pero también hay otra gente que se lo sabe», acotó para mantener el suspense.