De Guindos lidera la 'operación retorno' a la cúpula de la UE
El ministro de Economía aspira a ser el presidente del Eurogrupo en 2015, siempre que se cree el nuevo cargo con dedicación exclusiva
BRUSELAS. Actualizado: GuardarSe llama Luis de Guindos Jurado, nació en Madrid hace 54 años, es ministro de Economía del Gobierno de España desde el 22 de diciembre de 2011 y, quién sabe, si ya ha comenzado a buscar piso en Bruselas. Con calma, sin agobios, condicionado por un teórico calendario político que le llevaría al corazón de la UE, a la cúpula económica de la moneda única, a partir del segundo semestre de 2015. «No hay nada. No dejan de ser especulaciones. Lo importante es que España ha vuelto a ganarse la confianza del resto de sus socios y del mundo», asegura en cada respuesta a la misma pregunta. ¿Le gustaría ser el nuevo presidente del Eurogrupo? Sus palabras lo omiten, su sonrisa le delata.
España hace meses que activó la 'operación retorno' a la cúpula de la UE, pero, en los últimos días, las maniobras y señales se han acrecentado por la cercanía de las elecciones europeas de mayo, una cita clave para definir el organigrama al más alto nivel de la Unión Europea para el próximo lustro. Se abre el melón y España, tras llevar año y medio 'castigada' en el rincón de la clase por sus malas notas, espera hacerse con una jugosa tajada.
Julio de 2012. Fue entonces cuando el país comenzó su particular andadura por el desierto comunitario con la solicitud de un rescate financiero de hasta 100.000 millones que supuso el descrédito político e institucional. En Bruselas hay pocas cosas que se dejan al azar. Todo tiene un porqué, y si España acababa de perder su histórico asiento en el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), no tenía otra razón que la extrema debilidad económica de un país al borde del colapso y encuadrada en el selecto grupo 'too big to fail', es decir, demasiado grande para que la dejaran caer y, por ende, capaz por sí misma de poner en duda el futuro del euro.
Fueron momentos críticos. Moncloa quería que a José Manuel González-Páramo, tras ocho años en el puesto, le sustituyera Antonio Sáinz de Vicuña, director del servicio jurídico del instituto emisor con sede en Fráncfort. Todos los esfuerzos al más alto nivel diplomático resultaron baldíos ya que el Eurogrupo (18 ministros de Finanzas del euro) propuso al luxemburgués Yves Mersch como consejero, rompiendo la regla no escrita de que los cuatro grandes del euro (Alemania, Francia, Italia y España) siempre tendrían su asiento en la cúpula del BCE.
No fue el único revés de aquella negra jornada. Rajoy, como mal menor, buscó colocar a Belén Romana, presidenta del banco malo (Sareb), como directora del nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pero el alemán Klaus Regling fue el elegido. Berlín siempre gana.
Vacante del BCE, en 2018
España, molesta, rechazó participar en la votación de estos nombramientos a modo de protesta. Tampoco lo hizo seis meses después, cuando el Eurogrupo, en enero de 2013, apoyó por unanimidad la candidatura del ministro holandés de Finanzas, Jeröen Dijsselbloem, para ocupar la presidencia en sustitución del luxemburgués Juncker. Fue la puntilla. La cura de humildad proseguía como también lo hacía el enojo de Moncloa, que había maniobrado para sondear la posibilidad de que Guindos fuera el elegido. «España está infrarrepresentada en las instituciones de la UE», censuró el ministro.
Razón no le faltaba. España es la cuarta economía de la moneda única en términos de PIB (un billón de euros), sólo por detrás de Italia (1,5 billones), Francia (2) y Alemania (2,6) y con su inmediato perseguidos muy lejos, ya que Bélgica, el quinto de marras, crea una riqueza anual nacional que es una tercera parte de la española (375.000 millones).
Ahora, en 2014, todo es diferente. España ha cumplido con la troika, ha salido del rescate «limpiamente» y los inversores no cesan de alabar su rápida y «exitosa» recuperación macroeconómica. Los mercados, y sobre todo Alemania, cuyo papel en el 'castigo' institucional a España ha sido clave, han vuelto a creer en el país. Primer síntoma: el nombramiento del bilbaíno Ramón José Quintana Aguirre para ocupar una de las cuatro direcciones generales del nuevo Mecanismo Único de Supervisión de la unión bancaria que estará bajo la tutela del BCE. Habrá más movimientos. «Estoy convencido de que el próximo consejero del BCE será español», aseguró Luis de Guindos el pasado martes en Bruselas. ¿Pero tiene garantías?, le preguntaron. «No hay un papel escrito, pero hay conversaciones, movimientos...», deslizó. Eso sí, habrá que esperar a 2018, cuando acaba el mandato del vicepresidente portugués Vítor Constâncio.
La gran batalla, sin embargo, comenzará a fraguarse tras las elecciones europeas de mayo. Hay que sustituir al presidente de la Comisión (Durao Barroso), del Consejo Europeo (Herman Van Rompuy), de la Alta Representación de Política Exterior (Catherine Ashton)... Puestos a los que a priori no aspira España, a la espera del relevo en el Eurogrupo, el gran objetivo.
Dijsselbloem termina su mandato a mediados de 2015, a sólo cuatro meses de que Rajoy convoque elecciones generales. De Guindos, que el martes fue nombrado coordinador del PP europeo de los ministros de Economía del euro, tiene muchas papeletas para sustituirle, pero el tempo político juega en su contra. Ahora, el cargo se compatibiliza con el cargo nacional, es decir, que si Luis de Guindos es elegido y a los pocos meses el PP pierde la Moncloa, debería ceder el puesto al nuevo ministro español de Economía.
Por ello, fía su futuro a la creación de la figura del presidente del Eurogrupo con dedicación exclusiva, una especie de 'superministro' de Finanzas del euro que Alemania, Francia, Italia o la propia España, según fuentes de toda solvencia, apoyarían. Eso sí, su creación no se prevé como muy pronto hasta mediados de 2015 porque Dijsselbloem ya ha confirmado que agotará su mandato.
Toca esperar, pero lo relevante es que la UE ya ha levantado el castigo a la cuarta potencia del euro. «Hemos dejado de ser un problema. Recuperar la confianza de los mercados es vital pero también recuperarla a nivel político en Europa», confesó esta semana De Guindos. Lo hizo en Bruselas, ¿su nuevo hogar?.