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FÚTBOl | PRIMERA DIVISIÓn

El Barça se estrella

El equipo azulgrana naufragó en defensa y acabó desesperado y sin recursos ante un Valencia que incluso fue perjudicado por un penalti inexistente

AMADOR GÓMEZ
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«Cualquier equivocación se paga a partir de ahora muy cara», había advertido Gerardo Martino el día anterior. Pues bien. Fueron tantos los errores del Barça ante el Valencia en el Camp Nou que no sólo le costó la derrota, sino que seguramente lo pagará también este domingo con la pérdida del liderato, después de sufrir un inesperado batacazo moral que puede hacer mucho daño a los azulgrana en su lucha por la Liga. De tener la posibilidad de dar un golpe de autoridad ante un rival en crecimiento, el Barcelona pasó a estrellarse y a acrecentar sus muchas dudas, en el terreno de juego y en el banquillo, para dar un preocupante paso atrás hacia un título que está muy caro. Fin a 25 partidos consecutivos de Liga ganados por el Barcelona en el Camp Nou. El mazazo es considerable y obliga, con el Tata Martino en el centro de los focos, a una reflexión profunda en Can Barça.

En uno de los peores encuentros que se le recuerdan al Barcelona en su estadio, los campeones deambularon en el Camp Nou, naufragaron en defensa y, con cambios inexplicables, acabaron desesperados y sin recursos frente a un Valencia que marcó nada menos que tres goles en 15 minutos, entre el final del primer tiempo y el principio de una segunda parte nefasta de los azulgrana. Incluso el Valencia fue perjudicado por un penalti inexistente que dio origen a una segunda igualada sin apenas oportunidades locales.

Ni siquiera le sirvió al Barcelona el favor del regalo que le concedió el árbitro al señalar una pena máxima por un remate al hombro de Ricardo Costa y que significó que Messi se reencontrase con el gol después de ocho partidos de sequía en el campeonato, desde su lesión en Almería a finales de septiembre. Tuvo el argentino, porque no podía ser otro, la oportunidad de salvar al menos un punto en el minuto 92, tras un jugadón de los suyos, pero esta vez el héroe fue Diego Alves, cuyas manos impidieron que el Barcelona se llevase en el tiempo añadido un empate que no mereció. Más que ganarlo el Valencia, que sí hizo méritos y se atrevió a plantear un choque de ida y vuelta y tuvo una efectividad casi plena, el encuentro lo perdió el Barça, confiado tras abrir el marcador, sin rumbo desde el minuto 25, e impotente para crear, dominar y tener continuidad. Salvo la última ocasión de Messi, el Barcelona estuvo muerto en ataque durante toda una recta final en la que se le exigía demostrar su potencial y ofrecer al menos ambición y carácter.

A la falta de fútbol se unió, lo que es aún más dañino, la ausencia de entrega y actitud, y la desorientación provocada por su técnico cuando Martino retiró a Xavi para dar paso a Iniesta y posteriormente a Cesc para sacar a Tello. El entrenador argentino se ganó los pitos de parte de su afición muy poco antes de que Jordi Alba dejase al Barcelona con diez. Presuntamente, el Tata buscaba un fútbol más directo con Iniesta, pero igual que no hubo elaboración, tampoco hubo juego de pases en largo ni avances vertiginosos que fuesen peligrosos para un Valencia que, perfectamente colocado, sacrificado en la contención y letal en cada una de sus oportunidades, sacó petróleo de las ocasiones que se le presentaron. En cada una de ellas el Barcelona quedó ridiculizado atrás, con una pareja de centrales formada por Piqué y Mascherano que alterna actuaciones estelares con fracasos.

Hasta Valdés, en un momento tan complicado para la entidad y tan desconcertante para la plantilla, salió en falso en uno de los centros visitantes al área pasada la media hora, cuando es el guardameta que se irá quien siempre da más seguridad en este Barcelona que ahora ya tampoco despierta demasiada confianza en la Liga. Hasta ahora cabalgaba casi sin freno, pero ya ha permitido que sus rivales tomen demasiado aire y se crean que esta vez es más que posible. El defensor del título, porque no puede ser de otra manera con su plantilla y las muchas armas de las que dispone -no ahora Neymar, que sigue lesionado- aún está a tiempo, pero corren malos tiempos en Barcelona y esta derrota y, sobre todo, la forma en que se produjo, duele demasiado y abre muchos interrogantes. Y esta vez no fue por mala suerte, sino porque se encontró con un rival sin miedo que se aprovechó al máximo de sus carencias atrás, y porque hay muchos futbolistas que atraviesan un mal momento. Como el Tata Martino.