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MUNDO

Destruir barrios como arma de guerra

Human Rights Watch denuncia el «derribo ilegal» de viviendas en Siria como castigo a la población civil

MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL
GINEBRA.Actualizado:

La cumbre de paz de Ginebra arrancó hace una semana con el informe sobre «matanzas industriales» en las cárceles sirias y una semana después se cierra con otro informe que también acusa de «crímenes de guerra» al Gobierno de Bashar el-Asad. La organización Human Rights Watch (HRW) presentó un estudio de 38 páginas que bajo el título 'Destrucción de la tierra: las demoliciones ilegales de los barrios de Siria en 2012 y 2013' recoge las declaraciones de testigos, imágenes por satélite y distintas pruebas fotográficas y audiovisuales que demuestran que las autoridades han demolido miles de edificios en siete distritos de Damasco y Hama entre 2012 y 2013. El área total de zonas demolidas es de al menos 140 hectáreas, lo que equivale a 200 campos de fútbol, y miles de personas han perdido sus casas, según este organismo internacional con sede en Nueva York.

HRW documenta casos de destrucciones a gran escala dirigidas a «castigar» a la población civil y causar «daños desproporcionados» entre la gente y asegura que el régimen los justificaba aludiendo a que se trataba de «viviendas construidas de forma irregular». Para la ONG, «limpiar barrios enteros del mapa no es una táctica legítima en la guerra», denunció el investigador de emergencias, Ole Solvang, en el comunicado de presentación del informe que refleja que «la mayoría de las zonas afectadas eran consideradas por el Gobierno como focos de la oposición».

Cada vez que un grupo armado de la oposición entra en un barrio y amenaza desde allí posiciones bajo control del Gobierno la respuesta es contundente. En los primeros meses de la contienda entraban los soldados y las milicias leales al régimen a pie para intentar acabar con la resistencia, pero tras la pérdida de muchos hombres el Ejército recurre directamente al bombardeo de artillería y aviación y, si es necesario, se destruyen manzanas enteras de casas como última fase de las «operaciones de limpieza» para acabar con los focos opositores en zonas sensibles.

Cuando hace una semana salió a la luz el informe sobre «asesinato y tortura sistemáticos de personas detenidas por los agentes del Gobierno sirio», los enviados de Bashar el-Asad a Suiza lo negaron y lo incluyeron en el marco de la «campaña mediática de difamación» internacional contra el Gobierno de Damasco. El estudio revelaba de forma minuciosa la muerte por malos tratos de al menos once mil detenidos y fue elaborado por tres prestigiosos abogados contratados por Catar, uno de los grandes impulsores de la oposición política y militar siria.

Terrorismo y seguridad

El documento de HRW sale a la luz coincidiendo con el final de la primera ronda de contactos en Ginebra y los enviados de El-Asad tampoco le quisieron dar importancia en una jornada marcada por el minuto de silencio respetado por las dos delegaciones en homenaje a los muertos en los casi tres años de guerra. En una negociación donde el mayor logro tras una semana de reuniones es «haber sentado a las dos partes cara a cara», según el mediador de la ONU, Lajdar Brahimi, el hecho de ponerse de acuerdo en respetar un minuto de silencio por las víctimas es «un gesto prometedor» para el mediador argelino.

De pie y en silencio iniciaron el penúltimo día de negociación las delegaciones del Gobierno y la oposición que abordaron la seguridad y el terrorismo como temas centrales. El alto el fuego es el primer punto del manifiesto de Ginebra 1 y ese es el argumento al que apelan las autoridades para dar prioridad a la guerra contra el terror. Para intentar avanzar en este campo el viceministro de Exteriores, Faisal al-Mekdad, informó de que se pidió a la otra parte la firma de un documento para «impedir que se financie, se arme, se entrene o se dé cobijo a terroristas» y evitar «su entrada dentro de Siria». Los opositores no lo firmaron y por ello Mekdad no dudó a la hora de acusarles de «colaboración con grupos terroristas» y de cometer «numerosas masacres».

En las filas de la oposición la prioridad es la formación de un gobierno de transición porque «es el que debe abrir el camino para la implementación de todos los puntos del Comunicado de Ginebra», entre ellos el alto el fuego, según el portavoz Louay Safi, para quien la estrategia del régimen «es como poner a los caballos detrás de la carreta».

Las delegaciones del Gobierno y la oposición mantuvieron la agenda habitual de reunión matutina cara a cara en la misma sala y por la tarde se vieron por separado con Brahimi. El diplomático argelino no espera «grandes avances» en esta primera toma de contacto, pero ha obtenido el compromiso de ambas partes de seguir con el proceso el 10 de febrero en Ginebra.