Amanda Knox, condenada ahora a 28 años de cárcel

Esta vez ha tocado condena, y de 28 años y seis meses. En el segundo juicio del célebre crimen de Perugia, después de que el Supremo italiano anulara la absolución del primero y ordenara repetirlo, la estadounidense Amanda Knox fue considerada culpable del asesinato de la británica Meredith Kercher, de 22 años, en noviembre de 2007 en un piso de estudiantes.

La joven, que estaba en Italia con una beca Erasmus, murió de una cuchillada en la garganta. El otro acusado, novio de Knox por entonces, Raffaelle Sollecito, italiano, fue condenado a 25 años. La sentencia recoge casi en pleno la petición del fiscal, que ha explicado el crimen como resultado de las malas relaciones entre compañeras de apartamento y no, como en el primer juicio, con un juego erótico que terminó mal. El detonante habría sido una discusión a altas horas de la madrugada sobre la limpieza de la casa.

Sollecito estaba en la sala, aunque al final la abandonó en la larga espera de la sentencia, que se retrasó hasta las diez de la noche. Knox, en cambio, recibió la noticia en su casa de Seattle, en Estados Unidos, y no tiene intención de volver a Italia, donde ya pasó cuatro años de cárcel. «Estoy asustada y triste», declaró al conocer el fallo. El tribunal ordenó retirar el pasaporte a Sollecito para evitar el riesgo de fuga.

Hace unos meses, tras la petición fiscal, se fue a la República Dominicana, país sin convenios de extradición con Italia, aunque luego optó por regresar. Es dudoso que vuelva Amanda Knox, pero, de momento y hasta la sentencia firme, no está obligada. A la espera de la apelación, sigue un culebrón que ha tenido mucho eco por la gran atención de los medios norteamericanos, por lo misterioso del caso y también porque Knox es mona y ha sido retratada como un personaje diabólico. «Soy distinta a como me han pintado», insistió ayer en una última entrevista. La historia ya tiene hasta una película.