Niegan la libertad a Basterra porque «no es ajeno» a la muerte de su hija Asunta

La Audiencia Provincial de La Coruña ha confirmado la prisión provisional acordada por el juez instructor y ha rechazado excarcelar a Alfonso Basterra porque concluye que, a la vista de lo investigado hasta el momento, «es coherente considerar que no es ajeno a las circunstancias que envuelven la muerte de su hija» Asunta.

Los magistrados, en un auto de once páginas, coinciden con el instructor en que hay «indicios racionales o motivos bastantes para inferir la participación de Basterra» en el crimen que se le imputa junto a su exesposa, Rosario Porto, y entienden que no pueden permitir su liberación porque persiste el riesgo de fuga y de que use la salida de prisión para destruir o manipular pruebas en su contra.

La sala, a lo largo del auto, cree que nada de lo actuado en los últimos meses por el instructor ha debilitado los indicios que implican al periodista bilbaíno con los hechos que el 21 de septiembre de 2013 desencadenaron la muerte de su hija. Hace hincapié en que también «subsisten las sospechas» contra Basterra porque ha sido incapaz de dar «respuestas satisfactorias» para desvirtuar los datos que le ligan con la presunta preparación de la muerte de la niña de origen chino, en las semanas precedentes.

La base de la práctica totalidad de los indicios y contradicciones que unen al periodista con el crimen están vinculadas al Orfidal, el fármaco que entre las dos y las cuatro horas previas a su muerte le administraron a Asunta y que anuló su voluntad y su capacidad de resistencia en el momento en el que falleció por asfixia. Las mismas pruebas científicas que, junto a la autopsia, confirmaron este extremo demuestran de forma «incuestionable», según el tribunal, que a la menor ya se le suministró en varias ocasiones previas y en cantidades notables este mismo ansiolítico.

El hilo conductor

En lo relativo al día de la muerte, la Audiencia entiende que los informes periciales, unidos a las propias declaraciones de Basterra y Porto, apuntan a la «muy alta posibilidad» de que la niña ingiriese la notable dosis de Orfidal que posibilitó su asesinato en casa del periodista, donde comió y estuvo con sus dos progenitores hasta las cinco y cuarto de la tarde.

Este potente medicamento también es el hilo conductor de los indicios que el instructor aduce para insistir en que, además, el crimen fue el resultado de «un plan preconcebido» de ambos progenitores durante meses.

La Audiencia señala que la investigación ha dejado demostrado que Asunta sufrió al menos tres intoxicaciones «previas y ostensibles» por el ansiolítico mientras estaba a cargo de sus padres, hecho confirmado por el análisis de sus cabellos y por la declaración de sus profesores. Los magistrados destacan que Basterra, pese a decir que lo ignoraba, no es capaz de refutar los datos que indican que no dice la verdad.

El primero es que, en diferentes ocasiones y coincidiendo con estos hechos, compró tres cajas de este medicamento sin justificación. El segundo es que él mismo llevó a las actividades escolares a la niña y explicó su mal estado y somnolencia por la ingestión de un fármaco para las alergias, que nunca padeció. Y, en tercer lugar, que al menos uno de los episodios previos de intoxicación se produjo después de haber dormido en su casa, lo que lleva a concluir a la Audiencia que «no se lo puede atribuir a Rosario (Porto)».