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El simbolismo de un héroe
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLos demócratas aplaudieron a rabiar al presidente cuando se burló de las más de 40 votaciones que los republicanos habían iniciado para tumbar la reforma sanitaria. Y éstos, al portavoz del Congreso, John Boehner, cuando Obama lo puso como ejemplo del sueño americano. Pero todos, sin excepción, sostuvieron la ovación durante casi dos minutos al sargento Cory Remsburg, ciego de un ojo y medio paralítico, cuando Obama contó la conmovedora historia de ese joven, «agradable y listo como un tiro» al que conoció en 2009, que ahora lleva una placa de titanio en la cabeza.
Cory era el ranger de Arizona encargado de mostrarle los actos del aniversario del Desembarco en Normandía. Se hicieron fotos y Obama le dijo que no se perdiese. Lo hizo, en Afganistán, cuando una bomba le abrió en canal desde la cabeza. «Estuvo en coma durante meses. Cuando le vi en el hospital no podía hablar y apenas lograba moverse. Durante años ha sufrido decenas de operaciones, además de durísimas horas de rehabilitación todos los días, pero con la ayuda de su padre y de su comunidad cada día es más fuerte. Ha aprendido de nuevo a hablar y a caminar, y sueña con poder servir de nuevo a su país algún día».
El homenaje de Obama al sargento de 30 años no era para celebrar el final de dos guerras con dudosas victorias, sino para unir a los legisladores y al país al final de un discurso cuyo mensaje puso en manos de este héroe de guerra, que a duras penas cosiguió levantarse del asiento con la ayuda de la primera dama. «Mi recuperación no ha sido fácil», le parafraseó Obama. «Nada en la vida que valga la pena lo es». Y eso es lo que quiere Obama que sus bases recuerden este año.