El Banco de Inglaterra fija los límites de la independencia escocesa
LONDRES.Actualizado:La política gubernamental sobre Escocia es dirigida desde un comité que preside el ministro de Hacienda, George Osborne, que quizá no habría sido capaz de convencer al anterior gobernador del Banco de Inglaterra, el todopoderoso Mervyn King, de inmiscuirse en el debate sobre la independencia escocesa. Su sucesor en el Banco, Mark Carney lo hizo ayer, pronunciando un discurso en Glasgow sobre las exigencias de la Escocia independiente para mantener la libra esterlina.
El asunto que decidirá la consulta es la economía y en esa batalla el discurso de Carney subrayó que la independencia buscada por el Gobierno escocés, con unidad monetaria, tendría unas limitaciones tan fuertes, y posiblemente mayores, que la de los países de la Eurozona.
Según Carney es necesario es que exista una zona óptima monetaria. Escocia y el resto de Reino Unido tienen un mismo ciclo, una movilidad histórica de personas, bienes y capital, y una similar estructura industrial, que, sin embargo, divergería si se repartiesen geográficamente los ingresos del petróleo. La unidad monetaria exigiría compartir la supervisión de entidades financieras, la garantía de los depósitos bancarios, mecanismos de resolución de bancos en quiebra y un banco central para actuar como último avalista en caso de dificultades.
Carney explicó las dificultades de la coordinación fiscal a la luz de los problemas de la Eurozona. Señaló que los meros pactos son difíciles de ejecutar y que las alternativas van desde una unión de transferencias fiscales a un seguro de desempleo común.