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escándalo en el elíseo

Amor y poder: entre lo público y lo privado

La crisis de pareja del presidente francés y su anuncio de separación han destapado de nuevo el debate sobre el derecho a la intimidad de los cargos públicos

MARIELA MICHELENA / MUJERHOY.COM
MADRIDActualizado:

No se habla de otra cosa. ¡El presidente François Hollande tiene una amante! ¿Otra? ¡Sí, otra! La revista del corazón francesa 'Closer' publicó la noticia en su portada que le ha costado su separación: fotos del presidente de la República francesa, con aspecto de adolescente satisfecho, subido a una moto, cubierto por un casco que no oculta sus facciones y que saca a la luz su clandestinidad. Los detalles íntimos, como que los cruasanes del desayuno los compraba el guardaespaldas, casi nos permiten compartir sábana y café con los protagonistas. La noticia ha saltado a las primeras páginas de los periódicos más importantes de todo el mundo y goza de los privilegios de ser cuestión de Estado y de los inconvenientes propios del cotilleo más rastrero.

Un tema como el que nos ocupa obliga a preguntarnos sobre el frágil límite que separa la esfera pública del terreno privado. La mayoría de las voces, incluida la de su mayor opositora –la ultraderechista Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional–, defiende el derecho a la intimidad del presidente. Pero también hay quienes piensan que un político, y más aún alguien que ha sido elegido por todo un país para que conduzca su destino, es mucho más que un simple gestor, es alguien que libremente ha optado por una carrera pública que, además de muchos privilegios, supone también ciertas renuncias. Entonces, ¿un jefe de Estado tiene prohibido enamorarse? (Más información en Mujerhoy.com)