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Montoro, Sánchez Camacho y Fernández Díaz, ayer en la convención del PP catalán. :: INÉS BAUCELLS
ESPAÑA

El PP dibuja un escenario catastrofista para una Cataluña independiente

El ministro de Hacienda anuncia que cambiará las balanzas fiscales por una fórmula de cuentas regionalizadas

CRISTIAN REINO
BARCELONA.Actualizado:

Frente al derecho a decidir que esgrime el nacionalismo catalán, el PP enarboló ayer la bandera del derecho a saber. Los populares desplegaron toda su artillería en Barcelona, donde pusieron en marcha la operación seducción, que trata de desmentir con datos el discurso soberanista que se ha impuesto en la sociedad catalana y que concluye que Cataluña solo saldrá de la crisis si es independiente porque el futuro Estado catalán será el séptimo más rico de la UE.

La ofensiva del PP, que hoy tendrá en Barcelona a Mariano Rajoy, dibujó un escenario muy negro para una futura Cataluña independiente, que a su entender sería inviable. Para frenar el desafío soberanista por la vía de la pedagogía, la convención de los populares celebrada en la capital catalana reunió, entre otros, al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro; al titular de Interior, Jorge Fernández Díaz; a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; y al presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

Según los argumentos de los populares, de entrada, una Cataluña separada de España «nacería en quiebra», quedaría fuera de la UE y del euro, no podría garantizar las pensiones, ni absorber su enorme déficit, tendría problemas para pagar a los funcionarios, su Seguridad Social arrancaría con unos números rojos de 6.000 millones y carecería de liquidez para pagar a los hospitales y escuelas públicas.

Un panorama catastrofista el que plantean los populares y con el que niegan además uno de los mantras del nacionalismo catalán, el latiguillo del 'España nos roba' muy arraigado en la ciudadanía catalana, que la Generalitat traduce en cifras como un déficit fiscal del 8% del PIB catalán, 16.000 millones anuales. «Es falso», afirmaron los populares. Sus razonamientos son, por ejemplo, que la mitad de los productos fabricados en Cataluña se venden en el mercado español; que Cataluña tiene un saldo positivo comercial con el resto de España de 22.000 millones; que el Estado ha ayudado a Cataluña con el pago a proveedores y con una línea de crédito de 32.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómico; además de apostar por las inversiones en el corredor Mediterráneo, en el AVE, en el puerto y en el aeropuerto. Montoro intentó desmentir otro de los tópicos del nacionalismo, el de 'España es un lastre', señalando que el Estado español tiene una renta per cápita que se sitúa casi en la media europea, cuando hace 50 años estaba al nivel de algunos países africanos, y que en esa España actual Cataluña ya tiene un nivel de renta similar a Baviera.

Batalla de la opinión pública

El PP cayó, sin embargo, en una cierta contradicción, ya que por un lado asegura que no habrá referéndum y mucho menos permitirá la secesión, pero sin embargo ha lanzado una campaña por el no en la hipotética consulta del 9 de noviembre. Teniendo en cuenta que el 66% de los catalanes admiten que no están suficientemente informados de todas las consecuencias que conllevaría una independencia, los populares se han lanzado a la batalla de la opinión pública, a la que quizá llegan algo tarde porque el independentismo supera ya en las encuestas el 50%.

El caso es que el PP ha dirigido los mensajes de esta convención no tanto al independentista convencido de que la secesión es la solución a todo, como al votante conservador de CiU, que duda y teme de las consecuencias negativas de ese paso, por ejemplo verse excluido de la UE. El dato no es baladí, ya que recientes encuestas concluyen que si, como han asegurado distintos dirigentes europeos, Cataluña quedaría fuera de la Unión, el porcentaje de catalanes favorables a la independencia caería diez puntos.

Montoro apuntó en este sentido que si así fuera, las consecuencias económicas para ese futuro Estado catalán ajeno a la UE serían similares a las que hubiera padecido España si en la actual crisis financiera hubiera salido del euro.

El cónclave popular también puso el foco en seducir al pequeño empresario catalán: «Cualquier proveedor va a cobrar en el plazo previsto», subrayó Montoro, que también lanzó guiños a los catalanes, «España está superando la crisis gracias a Cataluña». El ministro negó además que Cataluña tenga un déficit fiscal de 16.000 millones. Para demostrarlo, anunció que la semana próxima el Gobierno presentará no las balanzas fiscales, que a su juicio trasladan una imagen errónea, olvidan gastos y crean agravios comparativos, sino lo que denominó cuentas públicas regionalizadas, que medirán si hay diferencia en la financiación de los servicios públicos que recibe cada ciudadano en cada comunidad.

El PP confeccionó también un discurso en clave interna, para reforzar la posición de los populares como fuerza hegemónica del españolismo en Cataluña. En un momento en que Ciutadans le come el terreno en el liderazgo de la defensa de la unidad de España, los populares lanzaron un mensaje contundente y advirtieron que no consentirán que los nacionalistas se salgan con la suya y separen a España «a machetazos», según Cospedal. «Algunos hablan de derechos cuando sólo piensan en sus intereses, con la identidad no se puede jugar porque Cataluña siempre ha sido una parte fundamental de España, ahora y cinco siglos atrás, y no vamos a dejar que algunos nos roben esa historia, ese presente y ese futuro», remató la secretaria general del PP.