FÚTBOL | primera división

Fiesta y liderato

El Madrid derrota a un buen Granada con el mínimo esfuerzo y se sitúa líder casi dos años después merced a los goles de Cristiano y Benzema

MADRID Actualizado: Guardar
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Tiempos dichosos en el Madrid, líder provisional después de 20 meses y sosegado a nivel deportivo e institucional. Gran mérito de Carlo Ancelotti, el técnico que devolvió la cordura y el saber estar al club blanco después de los barullos y enredos que caracterizaron a la entidad en tiempos de José Mourinho. Habrá que ver de lo que es capaz este Madrid cuando llegue el momento exigente y decisivo de la temporada, pero transmite buenas sensaciones. Hasta el caso de Di María se ha gestionado bien. El argentino faltó al respeto a la afición al tocarse los genitales pero fue expedientado, obligado a disculparse y avisado de que no le dejarían salir en el mercado invernal. Semanas después, el 'Fideo' se ha consolidado como titular en el eje del centro del campo y hasta es sustituido sin recibir la reprimenda del Bernabéu.

Hizo lo justito el Madrid, que sesteó en el primer tiempo ante un Granada notable, pero jamás se temió por su victoria. En cuanto se lo propuso, resolvió la cita sin problemas merced a dos goles de Cristiano y Benzema. Son ya siete partidos consecutivos sin encajar goles y nueve victorias consecutivas. Si Iker Casillas superó en el duelo de Copa ante el Espanyol su propio récord de imbatibilidad, Diego López batió ante los nazaríes el registro de 359 minutos en recibir gol alguno del que presumía Keylor Navas este curso en el Levante. Sin prisa, sin pausa y con poco ruido, el Madrid ha neutralizado esa diferencia de seis puntos que le sacó el Barça tras el clásico. Cristiano es feliz con su trofeo de mejor jugador planetario, sigue resolutivo y ha encontrado un socio extraordinario en Modric. El croata siempre tuvo clase pero era apocado e intermitente. Ahora, desempeña un papel fundamental en este Madrid. Parece haber entendido las exigencias del club, aunque faltan los exámenes de reválida.

La última jugada valió más que todo el primer tiempo, jugado a un ritmo lento, propio de un fútbol de otros tiempos. Terminaba el descuento cuando Cristiano abrió hacia Modric y su magnífico centro lo enganchó el portugués con una acrobática chilena que obligó a lucirse a Roberto en el día de su 35 cumpleaños. CR7 estuvo a punto de festejar con un gol antológico una emotiva jornada en la que en la que ofreció el Balón de Oro a la afición y a Agustín Herrerín, el veterano delegado que hace tres años acabó por los suelos tras una trifulca junto a los banquillos del Sevilla y el Madrid.

Espectador privilegiado

Bien organizado, con buen toque y solidaridad entre sus jugadores, el Granada no inquietó a Diego López pero apenas se vio en apuros frente a un Madrid que, salvo esa acción acrobática, remató casi siempre en fuera de juego, incluido un gol bien anulado a Benzema. Los de Ancelotti se lo tomaron con excesiva parsimonia, quizá sabedores de que les bastaría un acelerón para desnivelar la balanza. Fueron un grupo heterogéneo, desconectado, con enormes distancias entre sus líneas y sin presionar la salida de balón de un adversario que vivía sin agobios pese a las fundamentales bajas de jugadores como Fran Rico, Yebda, Dani Benítez, Ighalo, Riki y Diakhaté. Muy bien dispuestos por Lucas Alcaraz, tuvieron en Iturra a su mejor hombre. El chileno es uno de esos esforzados centrocampistas que todo entrenador quiere en su equipo.

Faltaron juego, intensidad, emoción y acciones desequilibrantes, y sobraron dos entradas violentas. Murillo, central colombiano que sueña con el Mundial, midió mal y le dio una patada a Gareth Bale en la zona de los testículos que pudo ser roja. Minutos después, Ramos se excedió al entrar a Nyom lanzándose al suelo. El sevillano fue al balón, pero se pasó de frenada. El galés tuvo que ser atendido pero cuando volvió a campo dibujó las mejores internadas. El británico no compareció en la segunda parte, cuando Ancelotti buscó el efecto Jesé.

No es Carletto un tipo de gritos, broncas y aspavientos, pero en el vestuario seguro que persuadió a sus jugadores de que ese no era el camino. Sirvió un paso al frente de los madridistas y una presión más alta para que el Granada se achicase. Modric comenzó a disfrutar de más presencia ofensiva y con él creció todo el equipo. Roberto salvó lo que pudo pero gol se veía venir. Era sólo cuestión de tiempo y de que Cristiano recibiese un buen balón dentro del área, lo pisase, se revolviese y la cruzase con habilidad. La jugada se inició con un grave error de los andaluces, que sacaron rápido una falta cuando Fatau se dolía tirado en el césped. Y tras una asistencia de Marcelo, del que todavía se espera mucho más, Benzema remató un duelo sin gran historia.