ESTABILIDAD
Actualizado:El lunes Sinergy paralizaba la subasta y pensaba que recuperaba (o mantenía) las acciones; el martes los administradores concursales, los que ahora mandan, firmaban el convenio de colaboración con Calambur para que se encargase de la gestión deportiva de la temporada. En apenas 36 horas la realidad cambiaba con un giro de 180 grados, pasaba del negro al blanco, de la noche a la mañana, y viceversa.
Traducido resulta que en el Cádiz se ha generado una situación de incertidumbre caótica y perjudicial para los intereses amarillos. Una inestabilidad que mantiene en vilo a futbolistas y técnicos, a acreedores y futuros inversores, a prensa y aficionados.
Así es imposible. En este camino plagado de minas resulta tremendamente complicado marcar una senda que conduzca al éxito. El Cádiz es un barco lleno de agujeros, que hace agua por todos lados, y al tapar una bocana el líquido elemento se cuela por otra, dispuesta a ejecutar el hundimiento.
Con esto quiero decir que 'tiraría' a la basura esta temporada, la sacrificaría, si por fin se alcanzara un principio de estabilidad, se pusieran los cimientos de un nuevo proyecto. El Cádiz no puede seguir siendo un gigante (en Segunda B) con pies de barro. Es que al final se derrumba: los jugadores fallan, los técnicos son devorados en cuestión de meses, los directivos pierden la credibilidad... Creo que ni un ascenso serviría (ya ocurrió cuando subió con Javi Gracia); es pan para hoy y hambre para mañana.
El club lleva así desde esa fallida venta a Baldasano. Ha de aclararse el turbio asunto de la titularidad de las acciones, todos los tejemanejes que han sumido a la entidad en la más absoluta oscuridad. No se puede caminar siempre sobre el alambre, ser terreno de disputa continua. Más allá de la categoría en la que juegue el Cádiz CF.