![](/cadiz/prensa/noticias/201401/21/fotos/7823444.jpg)
Kiev pierde el control de las calles
El presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, se niega a entablar un diálogo con la oposición mientras persistan las violentas protestas
MOSCÚ. Actualizado: GuardarEn Kiev, donde fuertes disturbios continúan por segundo día consecutivo, la iniciativa está en manos de los más violentos y descontrolados. Tras una noche entera de encarnizados enfrentamientos, con uso de todo tipo de objetos arrojadizos y líquidos inflamables, los choques entre activistas y policías continuaron produciéndose ayer en la calle Grushévskaya, que da acceso a las sedes del Gobierno y del Parlamento y se encuentra muy cerca del foco principal de la protesta, el llamado Maidán o plaza de la Independencia. Sigue aumentando el número de heridos, tanto del lado de los manifestantes como de la Policía, y también la cantidad de personas detenidas. Los concentrados en el Maidán han construido incluso una catapulta para mantener a raya a los antidisturbios.
La mesa redonda que ayer debería haber tratado de iniciar una negociación para buscar una salida a la crisis no ha logrado todavía ningún avance, ya que la oposición exige al presidente Víctor Yanukóvich participar directamente en las conversaciones y no enviar a sus representantes como hizo ayer. En este caótico e inquietante contexto, cuyo detonante ha sido la aprobación la semana pasada de un paquete de leyes que restringen derechos fundamentales, el jefe del Estado ha lanzado un llamamiento a la nación a través de su página web alertando sobre las consecuencias que los actuales acontecimientos pueden acarrear para el país.
«He observado comprensivamente vuestra participación en multitudinarias manifestaciones de protesta (.) estaba dispuesto a escuchar vuestras opiniones para encontrar juntos una solución (.) pero cuando las acciones pacíficas degeneran en desórdenes masivos (.) se ven amenazados no sólo los ciudadanos de Kiev, sino toda Ucrania», afirma Yanukóvich en su mensaje.
Al mismo tiempo, el presidente ucraniano promete que hará todo lo necesario para «garantizar el orden público y defender los derechos y la seguridad de los ciudadanos pacíficos» y asegura estar dispuesto a recurrir «a todos los métodos previstos por la ley».
Temor a un baño de sangre
Los analistas, no obstante, dudan que Yanukóvich se atreva a dar la orden de disolver la protesta, que dura ya desde el 21 de noviembre, cuando el Gobierno anunció su intención de no firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. «Creo que tiene miedo a provocar un baño de sangre», estima el politólogo ruso Stanislav Belkovski. En su opinión, «el Ejército y las Fuerzas del Orden están además divididas».
El domingo, durante el mitin en la plaza de la Independencia que precedió al comienzo de los altercados en la calle Grushévskaya, los líderes opositores reiteraron su exigencia de que dimitan Yanukóvich y su Gobierno y se convoquen comicios presidenciales y legislativos. Se instó también a la creación de «nuevos órganos del poder popular».
Los manifestantes más aguerridos pertenecen a organizaciones ultranacionalistas como Svoboda (libertad), formación encabezada por el diputado Oleg Tiagnibok, una de las tres caras visibles en el Maidán, además del boxeador Vitali Klichkó, del grupo UDAR, y Arseni Yatseniuk, máximo responsable de Batkívshina (Patria) en ausencia de Julia Timoshenko, que desde la cárcel envió ayer un mensaje de apoyo a los sublevados en la calle Grushévskaya, casi desprovista ya de adoquines en la calzada. En la noche del domingo al lunes fueron quemados seis vehículos policiales y el balance provisional de heridos en los dos bandos se aproxima a las 200 personas, algunos tan graves que han acabado con amputaciones o la pérdida de un ojo.