Los talibanes afganos estremecen al mundo con un zarpazo a Occidente
Ascienden a trece los extranjeros muertos en el atentado en Kabul, entre los que figuran empleados de la ONU, de la UE y del FMI
KABUL.Actualizado:La comunidad internacional se mostró ayer estremecida a causa del atentado perpetrado la noche del viernes por los talibanes en el restaurante Taverna du Líbano, en pleno corazón de la capital afgana. La aparente facilidad con la que la insurgencia accedió a una de las zonas más seguras de Kabul para segar la vida de al menos 21 personas -13 de ellas extranjeros- ha revivido los peores temores a falta de once meses para que se complete la retirada de las tropas de la OTAN. Entre los fallecidos por el ataque destacan cuatro miembros de la ONU, dos integrantes de la Misión Policial Europea y el responsable del Fondo Monetario Internacional del país, Wabel Abdalá.
El amplio abanico de nacionalidades de las víctimas del atentado-dos estadounidenses, dos canadienses, dos británicos, un danés, dos libaneses, un ruso y un paquistaní- obedece al alto número de extranjeros que suele visitar la Taverna du Líbano. Un reconocido establecimiento enclavado en el distrito de Wazir Akbar Khan, en el que radican numerosas embajadas y edificios gubernamentales. De ahí que los radicales eligieran el restaurante para que un suicida detonara una bomba en su interior mientras otros dos atacantes abrían fuego instantes después para elevar el saldo de fallecidos.
El Gobierno de EE UU condenó ayer el «despreciable» atentado y envió sus condolencias a las familias de las víctimas. El malestar fue expresado también por la ONU mientras, la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, confirmó el fallecimiento de dos personas vinculadas a la Misión Policial Europea, un danés y un británico, y dejó claro que los Veintiocho «seguirán apoyando al pueblo afgano».
Escenas de pánico
El infierno que invadió el lugar en apenas unos minutos arrebató la vida a Alexis Kamerman y Alexandros Petersen, dos estadounidenses que trabajaban para la Universidad Americana de Kabul, un centro sin ánimo de lucro que facilita el acceso a la educación a jóvenes afganos. Tampoco logró sobrevivir el dueño del restaurante, el libanés Kamel Hamadeh, cuya hija supo a través de Twitter que su padre había muerto. Al no conseguir contactar con él por teléfono, preguntó a los periodistas a través de la red social.
«Estaba sentado junto a unos amigos en la cocina cuando ocurrió la explosión. Enseguida entró un hombre gritando 'Dios es grande' y comenzó a disparar», relató a la AFP, Abdul Majid, empleado del local. «Uno de mis colegas fue alcanzado y se desplomó (luego murió). Entonces corrí hacia el techo y salté a la casa vecina», explicó.