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Diego Costa se lamenta en una acción. / Efe
FÚTBOL | Primera División

El Atlético pierde una ocasión de oro

Un penalti absurdo de Juanfran y la reacción del Sevilla en la segunda mitad marcaron un duelo muy caliente y evitaron el liderato de los colchoneros

IGNACIO TYLKO
MADRIDActualizado:

La presión de verse al frente de la tabla, su excesivo conservadurismo cuando se vio en ventaja, un penalti absurdo cometido por Juanfran y la mejoría del Sevilla en la segunda mitad hicieron que el Atlético cosechase su segundo empate consecutivo en casa y desperdiciase una ocasión pintiparada para situarse líder en solitario por primera vez desde que ganó el doblete en la 95-96. Los madrileños son rocosos pero han decrecido en el último mes. Sufren para tocar, dominar y gobernar el centro del campo. Ya avisó su técnico de que la segunda vuelta será más difícil que la inicial.

Tras el inesperado tropezón del Barça en el Ciutat del Valencia, la tensión se elevó en el Calderón, siempre caliente cuando lo visita un Sevilla con el que los colchoneros mantienen una gran rivalidad desde que ambos coincidieron en Segunda División y Joaquín Caparrós ejercía al frente de los hispalenses. Ambiente caldeado en la grada y duelo intenso a pie de césped entre dos equipos aguerridos, bien trabajados por sus técnicos y con necesidad de imponerse. Los locales querían encabezar la tabla y los andaluces igualar con la Real Sociedad en la pugna por el último puesto europeo. Al final, ni lo uno ni lo otro en una jornada extraordinaria para el Madrid.

Tras una sucesión de choques peliagudos ante el Barça en Liga y el Valencia en Copa, el Atlético acusó cierto desgaste físico y mental frente a un enemigo que pudo preparar la cita durante toda la semana. El vértigo del liderato quizó desempeñó un papel destacado en unos jugadores locales no acostumbrados a semejantes alturas.

Además, a los de Simeone les tocaba cambiar ligeramente el registro, siempre dentro de ese estilo innegociable que pasa por la solidaridad constante entre los jugadores y la pelea por cada balón como si fuera el último. Ante un adversario más cerrado de inicio que catalanes y valencianos, hacía falta algo más de magia, dominio, control y artesanía. Y esas virtudes no les adornan.

Unai Emery planteó un choque con ese perfil defensivo que le caracteriza, sobre todo en los desplazamientos. Dejó a Reyes en el banquillo ante uno de sus ex equipos, adelantó la posición del lateral Alberto Moreno y dirigió a Vitolo hacia un costado. Simeone lanzó un mensaje inequívoco de ambición a sus jugadores al alinear un once muy ofensivo. Faltaba Tiago, situó a Koke junto a Gabi y recurrió a un tridente ofensivo con Raúl García, Villa y Diego Costa.

Emery cambia de plan

Con poco brilló en la zona de creación, salvo cuando el croata Rakitic entraba en contacto con el balón, la disputa crecía en los balones largos, en las segundas jugadas y en la estrategia. En el arranque, el Atlético fue mucho más ambicioso, superior en la presión y ganador en las disputas. Ya le conocen todos los contendientes pero volvió a marcar balón parado, a pesar de que el Sevilla tiene gigantes como Iborra y Fazio. Si ante los levantinos contribuyó Guaita a los méritos atléticos, esta vez erró Beto. Villa marcaba su primer gol de 2014 y rompía su mala racha.

El gol hizo justicia a lo ocurrido en un primer tiempo vibrante en el que sobresalió la gran batalla entre el colombiano Bacca y el brasileño Miranda, definitivamente un central extraordinario porque está concentrado, se coloca bien, se anticipa mentalmente a las jugadas, es rápido y no comete faltas innecesarias ni se gana tarjetas absurdas. No saca mucho el balón jugado pero quizá porque Simeone así se lo exige a él y a Godín.

Emery supo reaccionar y cambiar de plan. Ya en el arranque de la segunda parte había entrado un delantero como Gameiro en lugar del defensa Nico Pareja, amenazado por una tarjeta en su batalla con Diego Costa. Y enseguida se incorporó Marin para mejorar las prestaciones ofensivas. Los del Pizjuán se hicieron claros dominadores ante un Atlético cada vez más conservador. No llegaban con peligro pero Juanfran cometió un penalti pueril. Cometió un agarrón claro en una jugada sin peligro y el árbitro lo vio. Rakitic no perdonó. El duelo se cerró con expulsión Alberto Moreno y el Atlético desquiciado porque se le escapaba una ocasión de oro.