Una fiesta cachonda y desinhibida
Actualizado: Guardar«Y ahora, como si fuera la vagina de una top model, démosle una calurosa bienvenida a Leonardo DiCaprio». Así introdujo Tina Fey al abochornado protagonista de 'El lobo de Wall Street', que forzó una sonrisa de circunstancias ante el halago. El descaro de las presentadoras fue en consonancia con el tono relajado y desinhibido de los Globos de Oro, que a pesar de retransmitirse por televisión siempre resultan bastantes más divertidos que los Oscar. Buena culpa de ello la tiene el alcohol que corre por las mesas del Beverly Hilton.
Fey disparó dardos a uno de los ausentes de la noche cuando describió 'Gravity': «La historia de cómo George Clooney se perdió y murió en el espacio antes de pasar un minuto más con una mujer de su edad». También restó importancia a la hazaña de Matthew McConaughey, que adelgazó 26 kilos para 'Dallas Buyers Club', «igual que cualquier actriz que consigue estar en una película».
El espíritu borrachín del llorado Peter O'Toole se reencarnó en Emma Thompson, que demostró sus tablas de comedianta saliendo al escenario descalza, con un Martini en una mano y sus zapatos en otra. Señalando la suela de sus Louboutin soltó: «¿Veis este rojo? Es mi sangre». Jennifer Lawrence, fiel a su fama de dar la nota en las entregas de premios, brindó sus habituales expresiones rebosantes de naturalidad. Sus fans copiaron su vestido de Dior anudándose una sábana con dos cinturones y subiendo las fotos a la Red. El discurso de agradecimiento más surrealista correspondió a Jacqueline Bisset, mejor actriz de reparto por el telefilme 'Dancing on the Edge', tan sorprendida -o achispada- que no hiló dos frases con sentido. «El perdón es el mejor tratamiento de belleza», acertó a decir.